Personas homofóbicas tienen un bajo coeficiente intelectual, sugiere estudio
Para este análisis se tomaron en cuenta los resultados de una encuesta realizada a más de 11 mil 500 personas
El análisis de una encuesta nacional realizada en Australia, por parte de investigadores de la Universidad de Queensland, sugiere que la homofobia estaría ligada a un bajo coeficiente intelectual.
De acuerdo a la investigación, publicada en la revista Intelligence, más de 11 mil 500 ciudadanos australianos participaron en la encuesta Household, Income and Labor Dynamics in Australia (HILDA) realizada en el año 2012 y 2015.
Los investigadores utilizaron métodos destinados a probar las habilidades cognitivas, incluidas las de resolución de problemas, la capacidad de emitir juicios sólidos, así como sus habilidades verbales y numéricas.
En la mencionada encuesta se le preguntó a los participantes si estaban de acuerdo o no sobre la igualdad de derechos para la comunidad LGBT. La escala iba de uno (muy en desacuerdo) a siete (muy de acuerdo) en relación a la siguiente afirmación: “Las parejas homosexuales deberían tener los mimos derechos que las parejas heterosexuales”.
Tras el estudio y analizar los resultados de la encuesta, los especialistas afirmaron que cuanto menor era la inteligencia cognitiva de un individuo, era más probable que mostrara tendencias homofóbicas.
“Hallazgos de un conjunto de datos australiano nacional de alta calidad indican que las personas con baja capacidad cognitiva tienen menos probabilidades de apoyar la igualdad de derechos para las parejas del mismo sexo. Este patrón se mantiene en presencia de confusiones, es consistente en todas las medidas de capacidad y es más pronunciado para la capacidad verbal”.
Los investigadores también recomendaron “un mayor enfoque en la capacidad cognitiva en la investigación sobre el prejuicio y una mejor integración de la capacidad cognitiva en los modelos de prejuicio”.
Vía https://noticieros.televisa.com/
3 DE MARZO DE 2021
Es necesario entender la sexualidad como una dimensión humana crucial para llevar una vida más plena. No obstante, seguimos manteniendo en nuestro ideario colectivo ciertos estereotipos y prejuicios hacía aquellas personas que no siguen el patrón hombre-mujer en las relaciones afectivo-sexuales.
La homofobia es un prejuicio social construido culturalmente e interiorizado a través de la socialización. Somos educados para rechazar todo aquello que se aparta de la normativa binaria de género (hombre-mujer) y todavía llama la atención o se comprende a medias. Rechazamos o juzgamos la homosexualidad y a las personas que son o parecen homosexuales, bisexuales, trans, etc.
Crecemos en entornos socioculturales que tienden a una enculturación sexista y homófoba y estas actitudes han de abordarse no solo a nivel social y en los entornos educativos, sino también que debemos realizar una introspección a nivel personal. No olvidemos que la norma es solo aquello que más se repite.
La homofobia se expresa de diversos modos: desde algo que puede resultar sutil hasta comportamientos altamente violentos. Supone un maltrato más o menos significativo que puede ir desde dejar de lado, ignorar, no dejar participar o no hablar con una persona, pasando por la violencia verbal, la burla, el insulto, la ridiculización, la denigración, los motes, hasta el robo, la intimidación, el acoso a través de internet y otras tecnologías de la información y la comunicación, la amenaza y la agresión física y/o sexual.
La homofobia se dirige contra personas lesbianas, gays y bisexuales, así como contra todas aquellas personas que, no identificándose con estos términos, sienten atracción y deseo sexual y amoroso hacia personas de su mismo sexo.
Estudios relacionados a cómo se desarrolla la homofobia, describen las diferentes formas en las que se manifiesta la homofobia:
La cognitiva: es aquella homofobia expresada en pensamientos y elaboraciones teóricas. La homofobia cognitiva incluye pensar que la homosexualidad, bisexualidad o transexualidad son antinaturales, hay veces que se relaciona con creencias religiosas y se convierte en un pecado, también a niveles de derechos cuando se opina que las personas LGBT no deben tener los mismos derechos que el resto (matrimonio, familia, adopciones, etc.).
La afectiva: expresada a través de sentimientos de rechazo, temor o asco hacia las personas que son o parecen LGBT. Desarrollada por personas que les cuesta aceptar en su entorno familiar, más que de amistad, a personas que se alejan de lo que ellos consideran dentro de su horma.
La conductual: esta homofobia se expresa en comportamientos de rechazo y exclusión activos, que puede ser cognitiva o afectiva. En la escuela comienzan a darse cualquiera de estos tipos de homofobia, pero la conducta lleva concatenada la agresión física, y este tipo de acoso debe trabajarse profundamente desde los parámetros igualitarios de la coeducación y la educación afectivo sexual.
La liberal: es una homofobia que suele pasar desapercibida, consistente en pensar que el espacio público debe de ser exclusivamente heterosexual, donde la afectividad y muestras de amor y cariño entre personas del mismo sexo se debe mantener en el espacio íntimo o privado, considerando estas muestras de afecto ante los demás como una provocación o una falta de respeto.
La institucional: cuando el rechazo y la discriminación hacia las personas LGBT forma parte de las normas y el funcionamiento cotidiano de las instituciones (estados, políticas públicas, centros educativos, hospitales, empresas, entre otras) nos encontramos ante una homofobia institucional. Prolifera en muchos países, siendo en algunos casos delito penado incluso con la muerte.
Las víctimas de homofobia y transfobia sufren este rechazo en todos los momentos y espacios de sociabilidad de sus vidas cotidianas, en lo que se ha venido a denominar el continuo de la homofobia: en los centros educativos, en la calle, en el trabajo, en los medios de comunicación, en los grupos de amigos, asociaciones deportivas, centros religiosos, etc.
Como señala la UNESCO, del mismo modo que la discriminación basada en la raza, sexo, etnia, discapacidad o religión es inaceptable, también lo es la discriminación motivada por la orientación sexual e identidad de género (supuesta o real). Todos los y las estudiantes tienen el mismo derecho a una educación de calidad en un ambiente escolar seguro (2013:16).
Cada vez hay más docentes, no docentes, familiares y alumnado que actúan con determinación frente a este tipo de situaciones, pero aún existe una normalización de la homofobia, que consiste en pensar que el rechazo y el insulto homófobo y tránsfobo es algo normal, que no hace daño a nadie o que forma parte de una tradición que no hay porqué modificar. Según la UNESCO, “el bullying o mato-naje escolar homofóbico es un problema universal” y ocurre en todos los países, independientemente de creencias o culturas
En este contexto, la escuela y los centros educativos constituyen un espacio especialmente vulnerable para el alumnado LGBTI. No solo porque en ellos pasan la mayor parte del día los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, sino porque son los espacios en los que se aprende lo que es adecuado y lo que tiene cabida en nuestra sociedad o no.
La homofobia nos afecta a todos y a todas, ya que limita el libre desarrollo de nuestro potencial humano y genera situaciones de violencia negativas.
Bibliografía
Propuestas para una educación libre de acoso homofóbico y transfóbico. Abrazar la diversidad. 2017. Subdirección General para la Igualdad de Trato y la no Discriminación. Gobierno de España, Edita Instituto de la Mujer.
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