EL VALOR DEL TRABAJO COMUNITARIO
Por Ricardo Montenegro Vásquez*
Nacida en una familia acomodada de origen judío, tuvo que empezar a librar batallas por el respeto muy joven al interior del seno familiar. Hallando fortaleza dentro de sí misma y apoyo en su madre y abuela, pudo culminar sus estudios en ese espacio de invasión a la privacidad y de repulsiva segregación y cuestionamiento que es el colegio.
A los 17 años un viaje a Israel a estudiar historia judía cambio su vida y aportó una visión mucho más amplia de su lugar en el mundo, de su misión en la vida y le dio mayores argumentos para insistir en hacer valer su individualidad.
Poco a poco, se unió a espacios de activismo social para encontrar respuestas y que se transformaron en aportes a una causa justa. Le conocí por aquellos tiempos del primer Centro Comunitario LGBT de Latinoamérica, fundado en 2006 en una casa pequeña de la localidad de Chapinero en Bogotá, Colombia. Me cuentan que llegó allí primero como usuaria y luego ya como lideresa de procesos.
Le veía siempre allí con su pelo suelto, rizado, un poco alborotado y a veces cogido con una moña. Siempre amable, sin nada de maquillaje, usando brackets y vistiendo de manera informal, era quizás la antítesis del modelo de mujer transgénero que muchos tienen en la cabeza. Su hablar pausado contrastaba con lo contundente de sus pensamientos, que derivaban en palabras y acciones evidentes. Así la recuerdo.
Laura Weins QEPD con el autor de este Artículo, Ricardo Montenegro, Director de www.orgullolgbt.co ; Nemías Gómez y otro activista en la tarima de la Marcha LGBTI
Las personas de los sectores de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, interesexuales, queers y demás que no cumplimos la heteronorma, somos más que un acrónimo de 6 letras, somos historias de vivencias, algunas violentas, algunas más tranquilas, pero siempre cuestionadas por ir en contravía de una sociedad que aún no encuentra un lugar para nosotres.
Creo que el legado estaría incompleto si no se mencionara la importancia que dio a la conformación de organización social. Y es que ningún avance que podamos lograr en medio de esta tarea activista tiene sentido sin una comunidad fuerte. Eso lo entendió Laura Weins, por eso la veíamos sábado a sábado en sus reuniones del GAAT - Grupo de Acción y Apoyo a Personas con Experiencia de Vida Trans; en las marchas y en cuanta convocatoria que significara avance para nuestras agendas. Le veía recibir con el mismo cariño y comprensión tanto a nuevos, como a viejos conocidos, les acogía de manera maternal y por eso no fue gratis el apelativo de “Madre Laura” que se ganó y que su temprana partida en los inicios del 2021 dejó a tantos “hijos” putativos huérfanos de sus consejos y cariño.
Las Organizaciones No Gubernamentales como GAAT tienen que reiterar una y otra vez lo que supuestamente ya hemos consensuado en ese contrato social que se arma cuando hay una nación. En Colombia los artículos 13 y 16 de la Constitución hablan de igualdad y del derecho al libre desarrollo de la personalidad; Pero, de cuando en cuando, toca recordarlo como lo hacía Laura liderando el GAAT a las autoridades policiales y distritales con la Patrulla Trans, o a los equipos de los servicios de salud con sus derechos de petición, o al Estado mismo mediante acciones de tutela.
A Laura Weins le debemos la sentencia que permitió que fuera efectivo a personas transgénero el cambio de nombre en los documentos de identidad y más recientemente el haber recordado al Ministerio del Interior del gobierno Duque, que debía institucionalmente no pasar de agache y cumplir con la política pública Nacional LGBT.
Las causas comunes que nos unen como activistas LGBTIQ+ no están sólo en el campo de lo judicial, sino particularmente en la cotidianidad de la escuela, el hogar y el trabajo. Hacer cambiar las representaciones mentales que tenemos y aceptar la diferencia nos lleva a convertir este voluntariado en un trabajo diario que se traduce en obras, servicios, espacios de interacción, planes, programas, proyectos que deberían ser atendidos por instancias gubernamentales y sociales.
Tengo la convicción que Laura Weins vivió la vida que quiso vivir, tuvo la fe que eligió tener, que logró mucho más de lo que pensaba había hecho y que ahora descansa tranquila sabiendo que sembró con el ejemplo un mensaje, y que dejó un mundo mucho mejor, que aquél que le vio nacer hace no tantas décadas. GRACIAS LAURA QUERIDA!
ARTÍCULO PARA EGOCITY MAGAZINE
Bogotá DC 19.01.2021
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