Desde su intimidad poliamorosa
Ahora transgreden la escena comunitaria y el arte
La TRIEJA de Medellín consolida su emprendimiento cultural desde la diversidad en una escena artística con el toque único y singular de lo Íntimo Transgresor.
Por Manuel José Bermúdez Andrade
¡jajaja! Sus risas entre sarcásticas y nerviosas, evidenciaron la complicidad a que nos lleva lo escondido y los silencios. La cabeza del acompañante se había girado tan rápido, que olvidó que miraba al suelo para no tropezar con el escalón a la salida del teatro. Trastabillando, dejo ver en el pleno de su rostro una expresión de sorpresa. Y gritó: -Marica. Estaba pensaba lo mismo, justo en este momento.
Se cree, además, por gran parte de nuestra gente diversa LGBTIQ+++, que las seducciones del amor y el deseo, que acontecen en estos espacios de “la cultura”, tendrán el toque encantador y purificador de la decencia. La misma que no habita las zonas de la rumba. Y el beso robado, o la cogida de mano, o la mirada tierna, deseante, allí, generará que, esas personas amantes o quienes se sueñan con serlo, cultiven una ilusoria premonición de que sus amores, serán menos efímeros y fugaces, que cuando suceden en el escandaloso bullicio de un bar o de una discoteca. En realidad, puede terminar siendo igual de efímera. Porque no se puedo encontrar, lo que primero no se ha habitado en uno mismo. Y por nuestras intimidades, transitan más sapos o demonios encantados, que príncipes o princesas azulados.
Mientras sigamos ocultando nuestros propios claroscuros de vida, en las penumbras de las graderías de las salas de teatro, mantendremos las mismas sensaciones de soledad, de quien las embriaga en la intermitencia de las luces de la rumba. Lo Íntimo Transgresor de Politriarte, le apunta a debelar primero las sombras que permanecen en cada historia de vida. Los temores más íntimos. Traerlos hacia la luz y dejar que se proyecten de maneras menos artificiales. Así, podrían ser avistados, percibidos y compartidos por las propias intimidades escondidas del otro o la otra. Pero sobre todo podrán encontrar su propio foco de luz en uno mismo.
Pareciera complicado atreverse a salir con toda esa intimidad y hacerla un acto transgresor. Pero siguiendo los pasos del teatro, el amor en Medellín, se ha permitido salir del encierro. Transitar hacia el performance, la calle y la plaza pública para ponerse en común. Dejar atrás, muchas de las reglas rígidas, pesadas e inamovibles convencionales y permitirse el goce de la liviandad, que significa romper con la dualidad tradicional, con la doble moral. Poner lo íntimo en lo público como una sola realidad. Eso que los días de encierro y de pandemia, en que se trasladó la escena laboral y escolar a la casa, puso en evidencia como una necesidad para no tener que mantener la doble vida. La doble escena.
La construcción del amor en familia, no podría escapar a estos escenarios de aperturas. Y aunque la moral tradicionalista o el mercado, pretende reducirlos a un simple juego de numero de participantes o de nuevos roles del cuerpo y de la genitalidad. En realidad, es mucho más que eso. Es en nuestro caso LGBTIQ+++, el acumulado revolucionario del estallido de Stonewall hace 50 años. Y los ecos imposibles de olvidar del SexPol de León Zuleta en Colombia. Modelos de ser y de ser en familia que exigen romper con los roles preestablecidos.
Nuestro poliamor, incluso, no pretende acomodarse en la rigidez que los teóricos del tema insisten en imponer como reglas. Establecemos, acuerdos libres y libertarios que se conversan en nuestro día a día.
La trieja de Medellín, puso a conversar, además, esa intimidad con el hacer comunitario. Aprovechando experiencias profesionales desde los acumulados de vida en la comunicación, la danza y el teatro, el estilo de vida libertario de familia se fue volviendo escena artística cotidiana con las vecindades y desde allí, hacia un escenario de Común Unidad, abierto al público. De la familia poli a Politriarte. “Otras maneras de mirar a la vida”. Quienes llegan a “La Casa del Parque” en el tradicional Parque de Robledo, no lo hacen como espectadores o en un acto mecánico para aprender, sino que se les permite sentir. Hacer parte de eso íntimo transgresor desde el arte. Un acto tan simple y cotidiana, pero además tan genuino, que paso la prueba con públicos de Brasil, Cuba y República Dominicana, a donde Politriarte ha sido invitado por quienes han experimentado el método. Se reafirmó, que, si hay un único lenguaje universal, es el amor y el arte.
Nos propusimos como emprendimiento cultural comunitario, darle continuidad, mantener, esa relación necesaria entre el teatro y el amor en Medellín, pero sin las clandestinidades del claro oscuro. De frente a la vida y por la vida y en comunidad. Las personas, en este escenario, se ven necesariamente obligados a preguntarse y preguntar. Y antes que seguir modelos del ser, se les alienta y acompaña a buscar, en armonía y respeto, sus propios modelos de felicidad, para que, al salir, puedan levantar sus miradas y con menos miedos o sin ellos puedan atreverse a expresar:
-Marica. Esas escenas cotidianas en Politriarte me inspiran a trasgredir lo que hace rato mantengo guardado.
Por Manuel José Bermúdez Andrade
@comunicadorCiud
@PoliTriArte
www.politriarte.org
Fotos: Archivo particular y Agencias
Los tres maridos: EN MEDELLÍN SE REGISTRÓ unión marital entre tres personashttps://orgullolgbtcolombia.blogspot.com/2017/06/los-tres-maridos-en-medellin-se.html
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