Elegir no tener hijos.
Por Luis Narváez*
De ser posible procrear, ¿por qué no tenerlos? ¿Una utopía para unos y una opción para otros? Al llegar las fechas especiales, vacaciones escolares, celebración de cumpleaños de familiares o amigos cercanos, asistir a nacimientos, reencuentro de egresados, reuniones formales o informales, reencontrarse a las amistades de infancia, siempre los hijos son tema para conversar.
Pregunta algo capciosa a la que se le huye, quizás por incómoda, algunos la formulan con tinte de infracción, lo que hace sentirla irrespetuosa y hasta escabrosa; cuestión de perspectiva, tal vez. La discreción debe imperar.
La tradición oral, literalmente dicta: naces, luego vas a la escuela, vas creciendo, eliges una profesión, se tiene un trabajo la mayoría de veces alterno a un noviazgo, algunos pocos demoran un par de meses, escasos se casan, tienen hijos, luego nietos y así se repite la historia…
Bueno, pero si activamos el “opinometro”, sobre todo de quienes planificaron o no, ya mantienen, no uno sino varios… pequeños al hombro; nos encontramos con maduros pensamientos, que ven a quienes deciden no tener hijos como personas de libre elección, que adoptan un plan de vida como cualquier otro, pero también son vistas como personas que actúan de manera egoísta, que no tendrán al llegar la vejez alguien que cuide de ellos, personas llenas de miedo, que no llegarán a sentirse realizados como personas… que incurren en una falta celestial al no dar cumplimiento del mandato divino (credo religioso), que son una especie de mal ejemplo, seres opuestos a lo natural.
Y aunque todo esto se diga y se sienta, la verdad es que hay gran potencial que no quiere ser padre. ¿La explicación? Al igual que quienes han tenido hijos o piensan tenerlos si no es que el descuido los sorprende, estos también ven en no tenerlos una elección de vida, consideran que un hijo no es remedio a la soledad, y aunque vistas desde el prejuicio en la mayoría de los casos por presión familiar, conciben como un acto de irresponsabilidad el traerlo sin querer hacerlo; razones les pueden sobrar, admiten que el mundo no es un buen lugar, ya que los actos agónicos cada día se incrementan desde todos las áreas, antes prefirieren disfrutar de una mascota y abrazar el siempre deseo de libertad, celebran un plan de vida (viajes) y carrera donde no se acuñan los tan queridos peques; es por ello que apoyados en procedimientos amigos de la modernidad tales como la esterilidad, como la vasectomía para los hombres o el ligamento de trompas para el caso femenino, corroboran su plan de vida, y el sentimiento de ir avanzando con la evolución y nuevos estilos de vida.
En todo caso, la reflexión está dada, como también la decisión de cada persona de tener o no hijos, es muy personal y debe ser como toda situación que implique el bienestar del ser humano, respetada.
Por Luis Narváez
@LuisENarvaezM
Foto freepik
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