Islandia quiere crear tendencia haciendo la guerra al porno en Internet
Islandia es conocida en el mundo por muchas cosas. Su Primera Ministro, la socialista Johanna Sigurdardóttir, logró captar el interés mundial cuando la prensa la declaró la primera "Jefe de Gobierno abiertamente homosexual" del mundo. En 2010 ella y su compañera fueron de las primeras en recurrir al recién implantado matrimonio igualitario y ahora Islandia quiere ser el primer país democrático occidental en prohibir, por ley, el contenido sexual explícito en la red. El ministro Ögmundur Jónasson ya ha gestionado investigaciones para encontrar las mejores maneras de frenar la oleada de imágenes y vídeos a las que acceden los jóvenes a través de ordenadores, consolas de videojuegos y smartphones, según apunta el Daily Mail.
El argumento que esgrime el Gobierno que preside Sigurdardóttir es que el acceso fácil a pornografía online incrementa la frecuencia y la severidad de la violencia sexual contra las mujeres y son la causa de daño a largo plazo para los niños que lo ven a una edad temprana. De momento, esta isla-estado con 300.000 habitantes ya prohíbe la impresión y la distribución de pornografía y esta nueva iniciativa extendida a Internet. De prosperar la iniciativa, sería la primera de un país europeo que podría crear tendencia.
Aunque parezca buena idea en principio (para los que quieran proteger a menores de la pornografía y para los que caen en las trampas de los mensajes sugerentes de malware online), se trata de un bloqueo de información libre a los internautas del país. Al estilo de sistemas presentes en lugares como China, bloquearía a los usuarios al acceso de numerosas páginas web online y podría también ilegalizar las páginas de pago por porno. La polémica está servida.
Tomado de http://www.frecuenciagay.com
3 comentarios :
Los hombres son mas visuales, las mujeres más auditivas y tienen una percepción romántica del sexo por eso el porno gay excita mas a los hombres que a las muejres
Aunque soy paraguaya de origen llevo 16 años viviendo en Europa. Anduve varios años por Alemania, Holanda y Suecia movida por mi pasión por la filosofía y la literatura germánicas, principalmente alemana, a las que dediqué mis años de estudiante y ahora mi vida profesional.
Ahora llevo 9 años en España, donde creo haber encontrado el lugar donde mejor se da el equilibrio entre la visceralidad de mi América natal y el racionalismo de mi Europa de adopción (aunque ahora no esté en su mejor momento económico, pero eso es otro tema), así que creo conocer un poco el espíritu europeo y sus diferencias según etnias y áreas culturales, por l oque me voy a permitir hacer una reflexión sobre este asunto que probablemente no será compartida por todo el mundo, pero bueno, en eso consiste la pluraridad de pensamiento.
Esta gente de las regiones de ámbito cultural germánico por muy avanzados que sean en algunas áreas del pensamiento político y social siguen siendo muy atrasados en muchas áreas del pensamiento moral, y como ya apuntaron Nietzsche y otros pensadores el motivo no es otro que la «incrustación» de la moral puritana protestante en casi cada aspecto de su vida -incluso en la de la gente atea o agnóstica- que hace que por ejemplo en Alemania un partico que lleva el nombre «cristiana» sea uno de los dos partidos que ocupan habitualmente el gobierno (la CDU de Angela Merkel, Christlich Demokratische Union o Unión Demócratica Cristiana). Eso en España o Francia sería impensable, aunque los partidos de derechas sean también cristianos jamás se les ocurriría ostentarlo en su nombre porque tendría un efecto negativo en los electores, mucho más «relajados» en cuestiones religiosas.
Pues bien, en los países germánicos no es así, la religión y la moral religiosa, pese a que en muchos otros aspectos sean mucho más abiertos que sus primos de la Europa latina, sigue impregnando la vida y el pensamiento en esas sociedades, y se refleja con mucha frecuencia en cuestiones como esta. Para ellos el sexo es tolerable, pero no terminan de verlo como un placer que se deba «publicitar»; en general los placeres del cuerpo son tolerados pero con reservas, sin hacer apología de ellos. Es muy significativo que salvo contadas excepciones en la Europa germánica no hay cultura culinaria: no hay tradición del «buen yantar», apenas unos pocos cocineros estrella que han surgido recientemente fruto de la moda que han extendido cocineros famosos como los españoles Ferrán Adriá o Juan María Arzak, pero son pocos. El germánico no tiene esa «querencia» (mi familia en Ciudad del Este me dice que hablo como una española, jeje) por el placer de la comida o del buen vino. Tampoco son gente que se toque mucho, el contacto físico se reserva mucho a los miembors de la familia o los amigos muy íntimos, pero es raro que doe noruegos de codeen entre gente que se han conocido hace poco, aunque hayan entablado buena relación de amigueo.
En resumen, el germánico sigue viendo lo físico, lo carnal, un poco como algo extraño, un poco «pecaminoso», por eso mientras en países latinos como Italia o España se ven prostitutas por las calles y rara vez la policía las detiene, en países como Holanda sólo pueden captar clientes en ciertas calles y dentro de los edificios, donde pueden exhibirse, sí, pero tras los vidrios de los ventanales, nada de estar al alcance físico de cualquiera que pase por la calle. Fíjense qué diferente concepción del sexo y su fisicidad, aunque en genreal sean países tan tolerantes.
Les recomiendo a todos la magnífica película del recientemente «oscarizado» Michael Hanecke titulada La cinta blanca, una película de ritmo lento pero excelente reflejo de la severidad de la moral protestante que, 100 años después de la época en que se ambiente la película, creo que sigue manifestándose con frecuencia en esa Europa germánica que en otras tantas cosas es modelo de civismo y tolerancia.
Saludos.
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