viernes, 1 de julio de 2016

40 años de lucha LGBTI en Colombia contada por uno de sus Pioneros

El movimiento homosexual Colombiano fue llevado a la realidad por Manuel Antonio Velandia Mora a partir de una idea de León Zuleta hecha pública en 1976. Fue liderado en 1977 por un grupo de estudiantes y profesores universitarios. 


Por MANUEL VELANDIA MORA, sociólogo, sexólogo

La historia parte de una mentira; Zuleta publicó en un periódico trotskista universitario que existía en Bogotá, un artículo en el que afirmaba que había en Colombia un movimiento homosexual que tenía 10.000 miembros. Realmente, unos días después, cuando nos comunicamos telefónicamente por primera vez, León me informó que todos los ceros eran falsos pero que ya éramos dos. 

León también me habló de su idea de una publicación en curso a la que posteriormente llamó “el Otro”. Una revista totalmente escrita por él, incluso las cartas de los electores las escribía él mismo. Idea que inicialmente copiamos en nuestra Revista Ventana Gay y que luego ya no fue necesaria porque las cartas eran reales.
Del GELG y otras hazañas

Zuleta me propuso hacer reuniones en Bogotá y me dijo que a cualquier persona que desde Bogotá o sus alrededores se comunicara, le diría que lo hiciera conmigo. Es así como aparecieron Manuel Rodríguez (estudiante de filosofía) y posteriormente, Guillermo Cortez, abogado, psicólogo y profesor universitario. 

Nuestra primera reunión fue algunos meses después, el sábado 9 de abril de 1977, en la Biblioteca Cristiana Emmanuel Mounier, que fuera nuestro sitio de encuentro sábado tras sábado, durante casi tres años. Asistieron 23 hombres (algunos fueron contactados por medio de Zuleta, los otros eran amigos de Cortes, Manuel R. y míos).

De estas reuniones surgió el GELG “Grupo de Encuentro por la Liberación de los Güeis”, organización que pasó por varias etapas, inicialmente trabajó fundamentalmente con artistas (hasta finales del 77) hicimos antidanza, antiteatro y talleres de pintura, en una acción a la que Manuel R. llamó Heliogábalo, luego vinieron los intelectuales puros, su propuesta no duró más de tres meses ya que los jóvenes recién ingresados al grupo no soportaban tal nivel de discusión teórica; le siguieron los universitarios: jóvenes estudiantes y algunos docentes, quienes estuvieron hasta cuando nos echaron -a mediados de 1980- de la biblioteca “por maricas”. 



Los orígenes del movimiento político de minorías sexuales en Colombia están plagados de actos político-sexuales que hoy harían sonrojar los cachetes de algunos moralistas. Las influencias fueron cuatro principalmente:

Primero, la del movimiento francés del 68 y su derivación en el “amor libre” como movimiento social que rechazaba el matrimonio por su peso ideológico católico y unir el Estado con los asuntos sexuales como el matrimonio, el control de la natalidad, y el adulterio;

Segundo, la reivindicación de la propuesta sex-pol alemana (Asociación Alemana para una política sexual proletaria), en cuyos orígenes se destaca la presencia de las reivindicaciones enunciadas por Wilhelm Reich (1931), creador y militante; lo que además fue nuestro punto de contacto con las feministas. He aquí algunas de sus iniciativas: 1) distribución gratuita de medios anticonceptivos a las capas sociales necesitadas a través de los ambulatorios y los centros de información sexual. 2) Supresión absoluta de la ley contra los abortos gratuitos. Condiciones de trabajo de las mujeres después del parto. Creación de centros de información para mujeres embarazadas y para madres. 3) Abolición de todos los obstáculos para contraer o disolver el matrimonio. 4) Lucha contra las enfermedades sexuales mediante una campaña masiva de divulgación sexual, profilaxis masivas. 5) Prevención de las neurosis y las perturbaciones sexuales con la correspondiente educación sexual. Estos programas estaban dentro del aparato del partido comunista, pero en Colombia a los homosexuales los comunistas.

En Colombia los homosexuales fuimos para los comunistas el rezago de occidente, para la derecha éramos comunistas; para la policía, delincuentes o antisociales; para el ejército, guerrilleros; para la iglesia católica, pecadores; para los agentes de salud, enfermos; para los paramilitares, un objetivo de sus crímenes de odio…;

Tercero, la discusión sobre las terapias sexuales.  Guillermo C. era un fanático de la terapia radical; Manuel R. estaba en la tendencia de la anti-psiquiatría;

Cuarto, yo, que era el menor de los cuatro, provenía de grupos cristianos (había sido miembro de una comunidad religiosa de la que me retiré según decía, para pasar de la mayor gloria de Dios a la mayor dicha de los hombres) y además era estudiante en dos universidades y en una escuela de teatro, con un incipiente interés por el sex-pol y la anti-psiquiatría, propuestas en las que me introduje durante mi primer año de sociología, con un maestro-compañero sexual quien decía ser heterosexual pero reivindicaba la analidad masculina como acto político.  

Para muchos de los miembros del GELG rediscutir lo discutido y confrontarse consigo mismo era un freno a la combatividad hacia la faja externa de la organización; este tipo de trabajo motivo la discusión de la homosexualidad con relación a la familia, la pareja, las iglesias, el estado, la educación, el Derecho, la Psicología y la Psiquiatría. 

El gran temor que teníamos era llegar a una forma de pensamiento ecléctico por provenir de caminos tan diversos. De ahí la necesidad de las discusiones teóricas y de profundización que hacían parte de la agenda de cada reunión de trabajo y que se volvieron “costumbre”. 

Cortes y yo pensábamos que no era posible salir hacia la comunidad si no había en cada participante una conciencia clara de su identidad sexual. Las reflexiones personales a las que llegamos eran fuertes y los conflictos hacia “la maricada” eran tan disímiles que yo tomé la posición de hacer lo que llamé un “discurso marica”, es decir, reivindicar la pluma como parte del discurso teórico, ya que casi siempre quienes querían exponer sus ideas asumían un rol marcadamente masculino en sus ademanes y voz, como si ser amanerado restara importancia a lo expresado. 

Aquí cabe destacar que Zuleta igualmente se movía por las vertientes del sex-pol y la anti-psiquiatría.
Cuando las contradicciones con la pareja te vuelve militante

Yo ya tenía el germen en mi cabeza de una organización homosexual (lo de marica y gëi vino después, con Zuleta) a partir de las discusiones teórico sexuales con mi primera pareja; él era un maestro francés, muy de la sexual-derecha e incluso miembro de la organización francesa Arcadie, creada en 1954 y disuelta en 1982. No eran propiamente un movimiento homosexual sino que deseaban promover la homofilia, el amor del igual, no a través de la sexualidad, sino como un lazo afectivo entre dos hombres. 

Este discurso tuvo tal peso en Jean, como se llamó mi primera pareja sexual, que durante seis meses estuvimos conociéndonos antes de llegar a la penetración… no niego que de todas formas tuvo su encanto descubrir la sensualidad, el erotismo y el placer antes que la penetración.

El interés de Jean -Pierre por pasar desapercibido fue la punta del iceberg de nuestras diferencias, ya que yo no aceptaba tener que vivir ocultamente nuestra relación y menos que no pudiera ni siquiera saludarlo en la calle. De allí emerge mi idea de un proceso identitario más libre, autodeterminado y nada oculto. Punto de vista que fue nuestra primera gran coincidencia con León.

Sobre la importancia de crear un movimiento político sexual, las primeras discusiones no fueron con otro homosexual sino con una compañera de estudios de sociología llamada Lina María Arregocés Solano quien vive actualmente en el exilio en Dresden, Alemania.

Cuando tirar se vuelve un acto político

Aun cuando yo era más clásico en mis discursos que León Benhur Zuleta Ruiz, Zuleta, (como le llamaba yo) nos impregnó de su discurso sex-pol; re-leímos especialmente “El deseo homosexual” de Guy Hocquenghem, lo debatimos y lo hicimos práctica. Hocquenghem era miembro en Francia del FHAR Frente Homosexual de Acción Revolucionaria: “El deseo homosexual” lo leímos en francés y con diccionario en mano. 

A los lectores les parecerá extraño que decidiéramos combatir toda forma de falocracia optando por penetrarnos mutuamente y expresando públicamente nuestros afectos militantes. Nunca fuimos pareja con Zuleta pero comprendíamos nuestra analidad compartida como un acto de reafirmación política sexual.

Cabe señalar que esta práctica política se dio entre un buen número de los participantes iniciales, con el ingreso de nuevos adeptos (iba a escribir miembros, pero puede bien interpretarse) la militancia pasiva y activa, mejor dicho anal, fue perdiendo fuerza hasta diluirse y llegar al punto de que alguna vez me vetaron del MLHC porque alguien pensaba que me había acostado con su novio… lamentablemente no fue así.

Un grupo de estudiantes de la Universidades de Antioquia y Nacional de Medellín, citados por Zuleta y entre quienes estaban Gildardo Ramírez, Fernando Albear, l*s Quintero, Urías y algunos otros que prefirieron borrar su pasado, fundaron en 1978 el Grupo de Estudio de la Cuestión Homosexual GRECO. Grupo que fue el primero en tener a mujeres como miembros y en crear alianzas con grupos feministas.

Movimiento Gëi

Inicialmente hablamos con Zuleta y Cortez de crear un movimiento al que queríamos llamar Gëi; una manera de hacer nuestra, castellana y cotidiana la lucha. Luego decidimos que nos denominaríamos “Movimiento marica” pero a los nuevos en la lucha y también a Guillermo, llamarse “Movimiento Marica Colombiano” les pareció demasiado “boleta” (evidentemente transgresor); para Zuleta y para mí fue una manera de negar el acto político de revindicar la diferencia y de paso el poder de la analidad como estrategia política. 

Así fue como terminamos siendo el MLHC Movimiento de Liberación Homosexual Colombiano, muy a pesar de nuestro interés en ser políticamente incorrectos.

De todas formas aún sigo pensando que lo abyecto es una importante forma de hacer presencia política y de reivindicar el derecho al cuerpo.

De la clandestinidad a la visibilidad.

Me parece importante rescatar la historia. Dar comienzo a la celebración de los 40 años de lucha política sexual de las minorías sexuales en Colombia es una manera de dar sentido a un trabajo militante cuyos frutos son muy importantes, así algunos de ellos vayan incluso en contravía a algunas de las reivindicaciones iniciales. 

Recordemos que estábamos en contra del matrimonio heterosexual y por supuesto mucho más en contra del homosexual; nuestro mayor interés nunca fue cambiar la norma, aun cuando si nos parecía determinante la despenalización de la homosexualidad, cabe señalar que fuimos en tal sentido un movimiento clandestino y como tal nos reuníamos cada fin de semana hasta 70 personas, con el miedo de que alguna vez fuéramos objeto de una redada policial. En Bogotá la policía nos detenía preventivamente, sacándonos de los bares y llevándonos en camiones a primeras horas de la madrugada al cerro de Monserrate, en donde nos desnudaban, nos lavaban con agua fría y luego nos dejaba tirados en la carretera teniendo que buscar nuestras pertenencias entre los matorrales y algunas veces llegar desnudos a nuestras casas. También nos llevaban a la estación de la Perseverancia en donde muchas veces la detención terminaba en reinado improvisado en la celda y algunas veces, en tener que mamárselo, como “castigo” decían ellos, a un policía.


No olvidemos que algunos de nuestros más importantes militantes ya no viven. Zuleta fue asesinado el 23 de agosto de 1993; Guillermo Cortez murió a causa del sida, una enfermedad que aun margina en Colombia. Manuel R, dejó de ser militante hace muchos años y vive actualmente en México; y yo, soy un refugiado político y asilado en España.




En 1982 fue la primera marcha del Orgullo LGBT en Colombia http://orgullolgbtcolombia.blogspot.com.co/2012/06/30-anos-de-la-primera-marcha-del.html









1 comentarios :

Siempre estaremos agradecidos con Manuel y nunca podremos olvidar su lucha constante desde mucho tiempo atrás cuando decir gay era mortal para cualquier persona en Colombia. El con su tenacidad y valor logro sacar adelante y abrir el camino a todo lo que hoy se a logrado, incluso arriesgado su vida y libertad para conseguirlo, por ello a las nuevas generaciones LGBTI, les decimos que no olviden a las personas que a costa de de lagrimas y sangre conquistaron los espacios que hoy libremente disfrutamos. ¡GRACIAS MANUEL!

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