‘Carol’, un romance para desafiar
La escritora Patricia Highsmith publicó bajo un seudónimo la novela The Price of Salt en 1952 debido al contenido lésbico de la misma. La obra representaba una relación entre una mujer joven y una más adulta, y la misma fue bastante controversial por sugerir un final feliz para ambas protagonistas, en una época en la que la homosexualidad era condenada por la mayoría. Varias décadas después, Highmisth firmó oficialmente la reedición de la novela, que en ese entonces ya se vendió bajo el título de Carol, una historia romántica acerca de una joven descubriendo su sexualidad, enamorándose en el proceso de una mujer que vivía negando su naturaleza por cuestiones familiares.
En la pantalla grande, es una bella historia que no cae en estereotipos ni clichés para retratar una relación prohibida. Therese es una empleada que trabaja para una tienda de compras, donde conoce a Carol en los días previos a la Navidad. La conexión no es inmediata, pero sí la curiosidad, ya que ambas comparten miradas de la forma en que uno investiga a un objeto desconocido pero fascinante. Es en este intercambio donde se hace evidente que la química entre Rooney Mara y Cate Blanchet será un deleite más adelante, y uno no puede sino dejarse llevar por la forma en la que el director Todd Haynes decide relatar la historia entre ambas.
Carol’, un romance para desafiar
La película fue filmada en Super 16mm con la intención de darle un aspecto realista de 1952, y cuando Haynes posa su mirada sobre ambas protagonistas, es innegable que el look es bastante particular. Es una decisión brillante que no solamente le otorga autenticidad a la obra, sino que es una especie de homenaje al material original de Highsmith, que se convirtió en un libro importante para la cultura gay de la época. Esta película no podría haber existido de esta forma en ese año, pero verla de esta manera hoy, hay una sensación de melancolía y osadía que agregan peso a las emociones que se van desdoblando a medida que pasa la historia.
En principio, la conexión entre Mara y Blanchet no me parecía creíble, pero creo que pasa por una cuestión de motivación de sus personajes. Quizás la novela daba más tiempo al proceso, pero en la película parece que quieren pasar rápidamente al conflicto que supone la relación. Por un lado, el exmarido de Carol, que intenta recuperarla a la fuerza, y por el otro, la pareja de Therese, que no acepta la creciente indiferencia de esta. Ambos van agregando presión a un affaire que va convirtiéndose en algo más profundo cuando las dos deciden recorrer el país juntas, sin pensar de más en las consecuencias de sus actos. Todo esto ocurre en sigilo, y a pesar de que Haynes no enfatiza en el miedo de las protagonistas, hay un aire de hostigamiento constante que pesa sobre ambas, causando que finalmente se provoque una ruptura no deseada.
Haynes nunca toca el tema de los prejuicios y las sospechas directamente, sino que invita a presenciar la relación desde un punto de vista casi voyeurista, con la cámara muchas veces posicionada como en un automóvil contiguo o detrás de una mesa en un restaurant. La pareja está constantemente acechada por lo que puedan llegar a pensar o decir los demás, pero a pesar de las adversidades, siguen adelante con el idilio. En eso, hay mucha elegancia bien pensada y trabajada en cada detalle, desde el vestuario hipnotizador hasta la fotografía que es casi una protagonista más que eleva la narrativa en cada beso y cada mirada que sucede entre las dos.
Tiene mucha importancia también el hecho de que la relación entre ambas no cae en cursilerías ni facilidades. Carol puede perder permanentemente a su hija a causa de sus decisiones, y se ve presionada a elegir un camino que la irá alejando de su felicidad. Pero ella es una mujer adulta y madura, y no puede luchar por tanto tiempo. La majestuosidad de Blanchet hace que su sufrimiento sea sentido sin exponerse demasiado, y la vulnerabilidad de Mara agrega a que el vínculo entre las dos mujeres sea especial. Mara confesó luego que idolatraba a Cate desde que tenía 13 años, y trabajar con ella fue como un sueño hecho realidad. Ciertamente se siente esa fascinación que comparte, y el resultado es emotivo y alentador. Carol es una joya cinematográfica que homenajea el desafío de quienes vivían encerradas en “el armario”, ofreciendo una luz de esperanza y emocionando con un romance para recordar.
Tomado de http://cinefiloz.paraguay.com/
Por Emmanuel Báez
¿Es ‘Carol’ la ganadora moral de los Oscar 2016?
El drama lésbico de Todd Haynes no está nominado a mejor película y su rechazo llega una década después de que ‘Crash’ arrebatara el premio a otro romance gay, ‘Brokeback Mountain’
Por BEGOÑA GÓMEZ
¿Se cumplirán todas las predicciones y ganará El Renacido el Oscar a la Mejor película?, ¿o logrará Spotlight lo que no consiguió otra indie, Boyhood, el año pasado? Pase lo que pase en la categoría estrella en la madrugada del domingo, una cosa está clara: no ganará la que para muchos es la mejor película del año, Carol, porque ni siquiera está entre las ocho candidatas.
El rechazo al drama de Todd Haynes fue la mayor sorpresa cuando se conocieron las nominaciones el pasado 16 de enero. Desde que se estrenó la película en el pasado festival de Cannes, en el que Rooney Mara se llevó el premio a la Mejor actriz a medias con Emmanuelle Bercot, se daba por hecho que la historia de amor reprimido y silencioso entre una dependienta de grandes almacenes (Mara) y una burguesa infelizmente casada (Cate Blanchett) estaría entre las candidatas al Oscar. Había quien ya estaba encargando al grabador de las estatuillas que fuese escribiendo Carol, por si acaso. Y entonces llegaron las nominaciones. Carol obtuvo seis, incluidas dos para sus actrices protagonistas, pero no se hizo con un hueco en la categoría de Mejor película ¿Hay sitio para la discreta El puente de los espías, para la excesivamente ortodoxa Brooklyn, para la confusa y autosatisfecha La gran apuesta, para Mad Max: Fury Road y no lo hay para Carol?, se preguntaron muchos críticos. Algunos notaron incluso que el feo al romance lésbico llega justo una década después de que Crash, una de las ganadoras de toda la historia de los Oscar que menos lo merece, a decir de muchos, derrotase a Brokeback Mountain en el último minuto. Poco ha cambiado en diez años: Hollywood sigue dándole la espalda a todo lo que no sea heteronormativo. Esa fue al menos la principal lectura que se hizo para explicar su ausencia entre las nominadas.
Escrita por una guionista lesbiana, basada en el libro de una escritora lesbiana -Patricia Highsmith, que partió de su propia experiencia- y dirigida por un realizador gay, la película “quizá habla en una lengua vernácula que solo la gente queer entiende”, decía Richard Lawson en Vanity Fair . Y a continuación, señalaba lo absurdo de la suposición, puesto que los miembros de la Academia de Hollywood no han tenido problemas para empatizar con un personaje que avanza por la estepa tras ser atacado por un oso ni con uno que ha pasado siete años en Marte. Como era previsible, algunas de las críticas más agrias a la exclusión de Carol vienen de medios destinados a lesbianas, como After Ellen, que critican que algunas cosas no cambien nunca. Sin embargo, también se han dado otros motivos que han podido lastrar al filme de Haynes, “demasiado academicista” o “demasiado fría” para una Academia que lleva años buscando, sin conseguirlo demasiado, acercarse a los gustos populares o acortar la brecha aparentemente insalvable que existe entre las “películas de Oscar” y las “películas que la gente a va ver a los cines”.
Al crítico de cine de Fotogramas, Philipp Engel, que quedó noqueado cuando vio Carol en su estreno en Cannes, ya lamentó entonces que no se llevase la Palma de Oro y lo de los Oscar le parece “un despropósito”. Además, rechaza que se hable de un filme “frío”. “el apabullante dominio y perfecto autocontrol de Haynes no nos roba ni una gota de emoción”, argumenta. Aun así, tampoco le sorprende mucho la exclusión: “ los académicos nunca se han caracterizado por su buen gusto. La ceremonia de los Oscar ya es en sí misma un espectáculo kitsch al que cuesta encontrarle la gracia. En este contexto, como en muchos otros, es mejor ser vencedor moral que vencedor normal”.
Para Violeta Kovacsics, colaboradora del Cultura/s de La Vanguardia entre otros medios, Carol es “la mejor película del año, porque consigue explicar el deseo a través de las miradas y no solo retrata una historia de amor entre mujeres sino que describe una época. Es una película sobre la libertad en una sociedad opresora y la forma es también muy libre, muy transgresora”.
A los carolistas les queda un consuelo: pensar que hoy Brokeback Mountain sigue considerándose una gran película, mientras que Crash se ve como un filme algo pretencioso que ni siquiera su director, Paul Haggis cree que mereciera el Oscar.
Tomado de http://www.lavanguardia.com/
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