El lanzamiento del Observatorio Ciudadano LGBT de Medellín tuvo lugar en el Salón del Concejo del Museo de Antioquia. Esta iniciativa surge de la convergencia de las organizaciones sociales Colectivo Académico (In)Visibles – CAIN, Antioquia Trans, Lestorbamos y Panteras Rosa, todas comprometidas con la erradicación de formas de violencia y exclusión ejercidas sobre la población LGBT de la ciudad.
Estuvieron presentes miembros de las organizaciones mencionadas, mientras que entre los asistentes se encontraban activistas de diversas organizaciones LGBT y feministas de la ciudad, así como miembros de la Policía, Medicina Legal, Adriana Valderrama directora del Museo Casa de la Memoria e incluso los dos concejales Daniela Maturana y Daniel Carvalho del movimiento Creemos, que actualmente preside la alcaldía de Medellín.
Entre vídeos y presentaciones que introducían las motivaciones y disposiciones de este Observatorio es destacable i) su vocación ciudadana y ii) su vocación activista-académica.
En cuanto a su vocación ciudadana, mencionada varias veces por sus fundadores Madelin Clavijo y Pablo Bedoya, el Observatorio busca mantener independencia en sus investigaciones y seguimientos, además, al menos por ahora, no cuenta con recursos públicos sino con la iniciativa y ayuda de cada uno de sus miembros. “No es un observatorio de la política pública”, aseguró Bedoya.
Por otra parte, la vocación activista-académica es de carácter innato a sus fundadores, entre ellos también Walter Bustamante, juntos e independientemente han emprendido distintas investigaciones de carácter local sobre la memoria histórica y derechos humanos de la población LGBT de Medellín.
Dicho esto, el Observatorio pretende hacer un seguimiento constante de los casos de violaciones a los derechos humanos, verificando la efectividad en las respuestas institucionales a las mismas; de este seguimiento pretende generar boletines mensuales, frecuencia que parece ciertamente ambiciosa teniendo en cuenta la novedad del observatorio en la ciudad y la capacidad logística que ello requiere.
Los boletines, pretendidamente mensuales, tendrán perspectiva interseccional, ubicarán territorialmente las violencias en la ciudad, también dentro del marco de la conflictividad armada o de las economías criminales, así como una clasificación en temas de vida, educación, salud, trabajo, etc., así como establecer y registrar las fuentes de manera responsable, es decir, “acción sin daño”, un cuidado máximo al tener en cuenta que muchas veces lo que se dice en esta ciudad puede costar la vida.
De esta manera el Observatorio busca que Medellín cuente con informes periódicos sobre el estado de los Derechos Humanos de sus habitantes LGBT, tal como cuentan Bogotá con Colombia Diversa y la región Caribe con Caribe Afirmativo. Según contaron los organizadores, está claro que Medellín está dentro de los informes de Colombia Diversa, pero que era “observada desde afuera”, y que, aunque sus intentos son notables, pueden quedarse cortos desde esta perspectiva.
Cerrando ya en la ronda de preguntas y comentarios, el funcionario de Medicina Legal aplaudía los esfuerzos del Observatorio al dejar claro que como criminalistas y forenses era difícil muchas veces determinar si un crimen contra una persona se cometió por su orientación sexual o identidad de género porque el cadáver no habla o su familia y allegados se negaban a hacerlo; en ese sentido, estos esfuerzos pueden llenar los vacíos que las entidades investigativas oficiales no pueden ante la enorme cantidad de homicidios que ocurren en Colombia (11.500 en 2015, solamente).
Por último, queremos extender nuestra mano y manifestar nuestro total interés al Observatorio como medio independiente que somos. Bienvenido este nuevo espacio a la ciudad.
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