Transexuales en el Sena podrán usar el uniforme que quieran
La Corte Constitucional le ordenó a la institución educativa que permita que una estudiante transexual utilice ropa de hombre y no de mujer, como ella misma solicitó.
Cuando Aldaír Rodríguez* se inscribió para estudiar en el Sena en Barranquilla, lo hizo como mujer. El nombre que aparece en el sistema del centro educativo es el de Erika, el mismo que se encuentra en su registro civil y en su cédula. Pero ella, en realidad, es un hombre transexual que le pidió al centro educativo que la dejara usar el uniforme de los hombres y que, a la vez, lo siguieran Erika. El Sena le respondió que mientras no cambiara su nombre oficialmente, no podían darle el permiso de usar ese uniforme.
A la Corte Constitucional llegó el caso de Aldaír Rodríguez y el alto tribunal le acaba de ordenar al Sena que respete la identidad sexual de sus alumnos y que le permita a Erika Comas usar el uniforme que él quiera usar. La sentencia además, dice que el Sena vulneró el derecho al libre desarrollo de la personalidad del estudiante pues, por una parte, no le dejaron usar el uniforme de hombre, no le dieron el trato acorde a su identidad, y además, le que modificar su documento de identidad de manera oficial.
Para el alto tribunal, los trámites que iba a tener que hacer Aldaír Rodríguez para cambiar su nombre son prueba del desinterés de la institución por respetar los derechos de la estudiante. La Corte advirtió que estaban ante “la necesidad de emitir una medida general dirigida a superar el déficit de protección de las manifestaciones de la identidad de género en el escenario de la educación superior ofrecida por el Sena – Regional Atlántico”.
Además de proteger los derechos de Aldaír Rodríguez y de ordenarle al Sena a que le deje usar el uniforme que él quiere, la Corte Constitucional le hizo un fuerte llamado de atención a las directivas del centro educativo de Barranquilla para que en el futuro no interfiera de ninguna manera con el desarrollo y la expresión legítima de la identidad de género de Aldaír Rodríguez, “en especial en aspectos relativos a la forma de vestir, y la utilización de accesorios estéticos”.
Asimismo, le ordenó a la institución que, en un plazo de seis meses, diseñe un plan que promueva el respeto y la promoción del derecho a libre desarrollo de la personalidad, particularmente sobre las expresiones de la identidad de género y la orientación sexual.
*Nombre cambiado para respetar la entidad del estudiante.
Por: Redacción Judicial
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La lucha de una mujer trans por usar
uniforme femenino en el Sena
Marilyn Mejía denuncia que por su identidad de género la citaron a un comité, reservado para los indisciplinados, y le dijeron que querían “ayudarla”, pero que para eso tenía que dejar de ir en tacones, dejar de maquillarse y, ante todo, dejar de usar el baño de las mujeres.
“Nosotros no tenemos el conocimiento para tratar a una persona como tú”. Ese era el mantra que los directivos y profesores del programa técnico en operaciones comerciales del Sena en Cali le repetían a Marilyn Melissa Mejía. Se referían a una mujer transgénero cuya identidad no reconocieron en actuaciones que la llevaron a considerar abandonar sus aspiraciones académicas, y que son síntoma de un país que todavía no sabe cómo interactuar con aquello que no entiende. Esta es su historia.
Mejía, caleña, tiene 23 años y desde pequeña supo que su cuerpo no correspondía al género que la identifica. “El pene siempre me ha incomodado”, dice. Pese a que su papá le daba incentivos para que abandonara ciertos “comportamientos femeninos”, ella aprovechaba cualquier momento de soledad para vestirse con la ropa de su madre o de su hermana y hacer oficio. En esos momentos era feliz. Hoy, con una operación de senos encima, un armario completamente a su gusto y una cédula que la identifica como mujer, y que la nombra como ella desea, no como sus padres la bautizaron, quiere avanzar profesionalmente.
Por eso se matriculó en el Sena. Desde el primer día habló con el instructor líder de su grupo y le dijo que, como ella era una mujer, quería usar el uniforme de las mujeres. Le dijeron que no había problema, pero cuando llegaron las prendas, un par de sicólogos de la institución y el mismo instructor la llevaron aparte y le dijeron que no podía usar el uniforme, que era problemático, que ella era un hombre.
A los pocos días, la citaron a un comité, espacio reservado para los indisciplinados, y le dijeron que querían “ayudarla”, pero que para eso tenía que dejar de ir en tacones, dejar de maquillarse y, ante todo, dejar de usar el baño de las mujeres. “Si hay niñas adentro, te sales. Si alguna entra y se siente incómoda, te sales”, le dijeron. Todo era para evitar problemas, supuestamente. Pero Mejía no entendía por qué era ella, y no las demás, la que tenía que ceder, esconderse, dejar de expresar su identidad. “Yo no puedo entrar al baño de hombres porque soy mujer”, explica. “Me sentiría muy incómoda”.
Y aunque cedió, los problemas llegaron. Las compañeras empezaron a matonearla. “Payasa”, le decían, y otra cantidad de insultos cargados de prejuicios. Cuando entraba al baño, le tiraban cosas. Una vez le echaron agua encima mientras utilizaba uno de los cubículos. El mayor insulto, el que más le dolía, era que la llamaban por su nombre de hombre, ese que nunca fue de ella, que no la representa. En clase, cuando una compañera se rehusó a llamarla Melissa, ella la gritó. El profesor regañó a Mejía, le dijo que tenía que ser “tolerante” con sus compañeros que “no la entienden”. Ella es la mala del paseo.
La abrumó la tristeza, esa que producen la marginación y la incomprensión, la negación de lo que uno es y los otros no reconocen, y dejó de ir a clases. Aunque cumplió con sus tareas y aprobó todo, le pusieron matrícula condicional y la reprendieron. Por faltar. En la Corte Constitucional hay un caso análogo al de ella, también con una institución del Sena.
Ahora está haciendo su práctica y, dice, le va bien. Aunque sus colegas han empezado a matonearla. La historia no deja de repetirse.
En Twitter: @jkrincon
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Bandera Orgullo Trangénero
Corte ordena que estudiantes porten uniformes de acuerdo a su identidad sexual
Protegiólos derechos de un alumno transexual de Barranquilla, que se identifica con el género masculino.
La Corte Constitucional le ordenó al Gobierno y a las instituciones educativas del país que permitan que los estudiantes transexuales porten sus uniformes escolares, de acuerdo a sus identidades sexual y de género.
Con este pronunciamiento protegió a Erick, estudiante del SENA regional Atlántico, a quien le vulneraron su derecho al libre desarrollo de la personalidad, al no permitirle portar un uniforme masculino y al tratarlo como mujer -el sexo con el que nació-.
La Corte le ordenó al SENA a que, a más tardar en seis meses, “diseñe un plan que adapte el servicio de educación que provee, al respeto y la promoción que merecen las manifestaciones del libre desarrollo de la personalidad, particularmente las expresiones de la identidad de género y la orientación sexual”.
La Corte consideró que respetar el libre desarrollo de la personalidad de los estudiantes "no transgrede la autonomía universitaria, en la medida en que ésta encuentra límites concretos en la Constitución, y en el respeto a los derechos fundamentales de la comunidad universitaria y, en especial, de los estudiantes".
El Ministerio de Educación Nacional deberá difundir "por el medio más expedito posible esta sentencia a todas las universidades, instituciones y establecimientos educativos del país”.
1 comentarios :
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