«Heartstopper»: el webcómic LGBT se convierte en gran serie de Netflix
Alice Oseman es la autora de las viñetas originales y la creadora también de una serie adolescente llamada a enamorar en la plataforma de streaming
Si todavía queda algo de justicia poética y esperanza en el mundo, «Heartstopper» (ya en Netflix) se convertiría en nuevo fenómeno de las series, y a ser posible, aunque sus ocho capítulos se estrenen de una tacada, no demasiado efímero. La onda expansiva de este romance gay adolescente (su carácter reparador, su optimismo) debería durar y recordar a jóvenes o no tan jóvenes LGBT que no están solos. Y a quienes quieren aislarlos, que existe opción de repensar o reflexionar.
La producción de See-Saw Films («La sangre helada», «Slow horses»: casi nada) tiene a su favor la preexistente legión de fans del webcómic creado por Alice Oseman, homenaje al manga romántico con trazas (o, para ser precisos, el trazo líquido) del Craig Thompson de ‘Blankets’. La propia Oseman es creadora de la serie, una revisión fidedigna a la par que expandida de ese acercamiento delicado entre dos chavales bien distintos de la Escuela de Chicos Truham: el delgado, ansioso pero sereno e inteligente Charlie Spring (Joe Locke), al que acosaron en el instituto el año pasado tras saberse que era gay, y la estrella del equipo de rugby Nicholas Nelson (Kit Connor, joven Elton John de ‘Rocketman’), un año mayor que él y en principio heterosexual.
Primer libro a los 17
Oseman solo tiene 27 años, pero ya hace diez que terminó su primera novela, la historia de salud mental ‘Solitaire’, y firmó un contrato de publicación con HarperCollins. Desde entonces no ha dejado de estudiar y escribir y dibujar: llegaron las novelas ‘young adult’ de éxito ‘Radio Silencio’, ‘Nací para esto’ y ‘Sin amor’, sobre una arromántica asexual (como la propia Oseman), además de la saga ‘Heartstopper’. Historias sobre lo que significa ser joven y ‘queer’ en Reino Unido ahora mismo: amor y amistad, cuestiones de salud mental, trastornos alimenticios e identidades y relaciones LGBT.
Ese paisaje vital incluye, en el caso de ‘Heartstopper’, el espectro de la homofobia. «Es una realidad que no podía dejarse de lado», explica Oseman en entrevista con El Periódico, diario del mismo grupo. «Pero mostrar esa realidad hace que, después, los sentimientos de alegría y gozo de la serie resulten todavía más merecidos. La homofobia, el bullying o los problemas de salud mental son reales. Pero también lo son la amistad y la felicidad».
Si hay algo que distingue a esta serie de muchos otros dramas ‘teen’ actuales, es su apuesta por la amabilidad y la decencia. De pura e inocente, resulta extrañamente refrescante; casi una rareza. «No es una reacción a otras series del momento, sea como sea», avisa la autora. «Ese es el tono de esta historia y siempre fue así. El optimismo es parte intrínseca de estos libros». En las fiestas de ‘Heartstopper’ no hay drogas y el subidón viene solo de la música o los besos: el que se dan Darcy (Kizzy Edgell) y su novia Tara (Corinna Brown) al ritmo de ‘Clearest blue’, de Chvrches, detiene el corazón.
Un elenco elegido a conciencia
Oseman se involucró a fondo en todas las fases del proyecto, incluyendo el arduo casting para dar con Charlie Spring. Entre los miles de jóvenes talentos que se presentaron, Oseman apostó por Joe Locke «porque sabía captar la dualidad en el corazón del personaje: es nervioso y, a la vez, cree en sí mismo». Que tuviera la edad apropiada también ayudaba. «Los actores no podían tener veintitantos y hacer como que van al instituto». Otro factor diferencial de ‘Heartstopper’ frente a demasiadas series falsamente ‘teen’.
Por juan manuel freire. barcelona
https://www.levante-emv.com/ 25·04·22
1 comentarios :
Una muy buena serie. Con un gran mensaje de inclusión.
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