Es esencial que los adolescentes con hepatitis vírica practiquen "sexo seguro" para garantizar que no transmitan los virus a sus parejas y para protegerse a sí mismos de contraer nuevas enfermedades o infecciones.
Se cree que más de 65 millones de personas—aproximadamente uno de cada cinco estadounidenses—tienen una infección distinta a la del VIH, el virus que causa el sida. La mayoría son infecciones incurables incluido el herpes genital, el virus del papiloma humano (VHP) y el virus de la hepatitis B, que puede causar enfermedad hepática crónica y cáncer.
Hay una vacuna contra la hepatitis B, y se debe aplicar a todos los adolescentes porque sigue siendo alta la frecuencia de esta infección que se transmite sexualmente. Según la Federación de Paternidad Programada (Planned Parenthood Federation), se estima que anualmente se presentan 120.000 nuevas infecciones por transmisión sexual del virus de la hepatitis B (VHB), y los adultos jóvenes son los más comúnmente infectados.
Según Planned Parenthood, en Estados Unidos hay unas 750.000 personas con infecciones por HBV contraídas por transmisión sexual. La hepatitis B sigue siendo la única enfermedad de transmisión sexual que se puede evitar con una vacuna.
Los virus de la hepatitis D se encuentran también en la sangre y el semen. Los virus de la hepatitis C se encuentran en la sangre. Estas formas de hepatitis vírica pueden causar enfermedad hepática y cáncer del hígado, pero por desgracia no existen vacunas para evitar su transmisión. Sólo con la práctica de sexo seguro y las precauciones normales, se pueden evitar nuevas infecciones.
Nuevas infecciones.
Aún si ambos integrantes de la pareja tienen el mismo tipo de infección por hepatitis crónica, se debe practicar el sexo seguro—inclusive si la mujer está tomando píldoras para control de la natalidad, si tiene un implante, si usa un diafragma, o si
usa espumas o gelatinas espermicidas. Una persona ya infectada con hepatitis vírica puede ser infectada por un segundo genotipo o mutación viral de ese tipo de hepatitis vírica. Esta nueva segunda infección, puede acelerar una enfermedad hepática ya existente.
Para evitarla al máximo, adolescentes y adultos deben o bien abstenerse de tener relaciones sexuales o practicarlas siempre el "sexo seguro".
¿Qué es el sexo seguro?
Tener sexo seguro significa tomar acción para asegurarse de que ninguno de los dos reciba en su organismo sangre, semen o líquidos vaginales de su pareja. Asimismo, el sexo seguro significa asegurarse de que los líquidos de su propio organismo no penetren el de su pareja.
Con el sexo seguro, ningún líquido orgánico penetra la vagina, el ano ni la boca (durante la relación sexual vaginal, anal u oral) o entra en contacto con las membranas mucosas, como las que rodean los ojos o las fosas nasales.
La mejor manera de evitar que los líquidos orgánicos lleguen a alguien durante la relación sexual es utilizar un condón. Un condón es un forro que se ajusta al pene. Puede estar hecho de látex (es el más seguro que hay), de plástico o de tejido animal. También se conoce como globo, paracaídas, goma, forro, y en inglés, rubber, safe y jimmy.
Según Planned Parenthood, actualmente casi tantas mujeres como hombres compran y portan condones. Estos preservativos reciben el semen del hombre antes, durante y después de la eyaculación o "venida". Algunos condones tienen la punta en forma de chupón para contener el semen y evitar que se derrame.
Los expertos recomiendan con insistencia el látex, porque algunos tejidos animales como la corderina (lambskin), tienen poros muy pequeños por los que el virus de la hepatitis B, el VIH y otros virus y bacterias de transmisión sexual pueden pasar. Los condones de poliuretano se rompen con más frecuencia que los de látex.
Un estudio citado por Planned Parenthood observó parejas heterosexuales en las que uno de los integrantes estaba infectado por VIH y el otro no, durante un promedio de 20 meses y encontró que:
• Ninguno de los compañeros no infectados de las 124 parejas que utilizaron condones sistemática y correctamente para la relación sexual vaginal o anal, contrajo la infección por VIH.
• Cerca de un 10% de los compañeros no infectados (12 de 121) contrajeron la infección al no utilizar los condones en forma sistemática para la relación sexual vaginal o anal.
• De las 121 parejas que utilizaron condones en forma esporádica, 61 los usaron por lo menos en la mitad de sus contactos sexuales y 60 los usaron rara vez o nunca. La tasa de infección fue de un 10,3 % en las parejas que utilizaron condones esporádicamente y de un 15% en las que no usaron condones.
En resumen, contra los virus de la hepatitis, el VIH y las enfermedades de transmisión sexual nada protege mejor que un condón de látex y otras prácticas de relaciones sexuales seguras.
Las espumas y gelatinas espermicidas, los diafragmas, implantes y otros dispositivos no bloquean los líquidos orgánicos y es posible que no eliminen todos los virus y bacterias nocivos de las secreciones de su pareja.
El condón femenino se ajusta dentro de la vagina como el diafragma, y cubre también la vulva. Es una pequeña bolsa con anillos flexibles que se inserta en la vagina. Tiene la ventaja de que no requiere que el hombre mantenga la erección mientras se usa. Aunque no es tan efectivo como el condón masculino, el condón femenino es una opción valiosa para las mujeres que desean protegerse contra la hepatitis vírica, las enfermedades de transmisión sexual, y los embarazos no planeados. Sin embargo, según el CDC, la efectividad del condón femenino para evitar la transmisión del virus de la hepatitis no se ha estudiado a fondo.
Las pastillas anticonceptivas o anticonceptivos orales, los dispositivos intrauterinos (IUD, por su sigla en inglés), Norplant, Depo-Provera, la vasectomía y la ligadura de trompas, ofrecen una excelente protección contra el embarazo, pero no protegen contra los virus de la hepatitis y las enfermedades de transmisión sexual. Muchas personas utilizan los condones de látex junto con estos métodos anticonceptivos, para una mayor protección contra el embarazo y además contra las enfermedades de transmisión sexual.
Aún el sexo oral requiere un condón
Una relación sexual oral no puede producir un embarazo a ninguna mujer, pero sí puede transmitir enfermedades.
Es más seguro usar un condón en el pene antes de practicar sexo oral, para protegerse de las secreciones que pueden ser portadoras de una infección. Es importante no recibir secreciones ni semen en la boca. Una amigdalitis, una faringitis, o pequeñas cortaduras en las encías, pueden servir como vías de acceso para los virus.
Las secreciones vaginales también pueden ser portadoras de virus, especialmente si una mujer tiene la menstruación. Los condones de látex se pueden cortar con unas tijeras más arriba de la mitad, para usarlos en sexo oral en la vulva o el ano.
También se pueden usar contenedores o cuadrados de látex, que son más gruesos que una envoltura plástica y es más probable que no se rompan con facilidad. Los guantes de látex también protegen de las enfermedades de transmisión sexual.
Uso correcto de los condones
Un condón puede salvar una vida, y se debe tratar como la valiosa herramienta que es. Guarde los condones en un sitio fresco y seco. La exposición prolongada al aire, al calor, o a la luz, los vuelve más frágiles. No los mantenga guardados en un bolsillo trasero de su pantalón, en la billetera, en la cartera o en la guantera del auto.
Revise la fecha de expiración para asegurarse de que el condón está fresco y es seguro. Deshágase de los condones que hayan expirado, o que hayan estado sometidos a calor excesivo, o entre una billetera, o que hayan caído en la lavadora o la secadora. Si lucen secos, tiesos, o pegajosos, deséchelos. Si tiene cualquier duda con respecto a un condón, compre uno nuevo.
Por lo general los condones vienen enrollados en forma de anillo, y sellados en forma individual en papel de aluminio o plástico. Cuando abra el paquete del condón, hágalo con cuidado para no rasgar el preservativo.
Para reducir al mínimo los errores, ambos integrantes de la pareja deben saber como ponerse y utilizar un condón. Planned Parenthood Federation recomienda aprender a hacerlo en un lugar seguro, sin presiones ni frustraciones. Practique en su propio pene o en un objeto de forma similar a un pene, como una botella de salsa de tomate, un banano o un pepino.
Para garantizar máxima protección, jamás use un condón dos veces y siempre ponga un condón nuevo sobre el pene erecto antes de tener cualquier contacto genital, anal u oral.
Si la relación sexual ya ha empezado, salirse y ponerse el condón justo antes de la eyaculación puede ser demasiado tarde en lo que concierne a protección contra el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual.
El hombre debe ponerse un condón tan temprano como sea posible al iniciarse la estimulación erótica, en lugar de esperar que su pareja esté lista para la penetración. También es buena idea tener a mano condones nuevos, adicionales, en caso de que se haya puesto un condón demasiado pronto o si el hombre pierde la erección.
Un condón es como una media, con derecho y revés. Primero, desenróllelo cerca de media pulgada, para ver en qué dirección se desenrolla. Entonces póngaselo. Si el hombre no ha sido circuncidado, primero retire hacia atrás el prepucio. El condón debe desenrollarse con facilidad por el pene. Si empezó por lado equivocado, trate de nuevo con un condón nuevo. No tema practicar con anticipación.
Sostenga suavemente la punta del condón con los dedos mientras se desenrolla hacia abajo. Esto evita que se formen burbujas de aire o bolsillos que puedan aumentar la probabilidad de que el condón se rompa. También deja espacio en el extremo para el semen. Desenrolle el condón hacia abajo, hasta donde llegue.
El coito anal aumenta tremendamente la probabilidad de la transmisión viral, porque puede haber pequeños desgarros o contusiones en el ano durante el coito, que los hará enormemente vulnerables a las infecciones de transmisión hemática como la hepatitis vírica y el VIH.
Para el coito anal, es muy útil una buena lubricación. El uso de un lubricante a base de agua también resulta útil para el coito vaginal. El lubricante va por encima del condón después de habérselo puesto, no antes, porque en ese caso el condón se puede deslizar y salirse con facilidad. Agregue lubricación adicional a menudo. Los condones secos se rompen con más facilidad que los que están lubricados como es debido.
El uso de un lubricante hará que las cosas resulten más fáciles y proporciona protección adicional. La lubricación es muy útil para las mujeres cuando tienen relaciones sexuales por primera vez, o si tienen tendencia al dolor.
Utilice siempre un lubricante a base de agua (como KY Jelly, Astroglide, Aqua Lube, Wet, Foreplay, o Probe) porque el aceite rompe el látex. No use como lubricantes vaselina, crema de manos, ni tampoco lociones. Los tratamientos para las infecciones por levadura (hongos ascomicetos) también contienen aceite y pueden romper el látex.
Después de la eyaculación, sostenga el condón en la base del pene para que no se deslice y se caiga. Trate de retirarlo cuando todavía esté erecto o duro. El condón debe retirarse sólo después de que el pene esté completamente por fuera de la pareja.
Use cada condón una sola vez.
Nunca use el mismo condón para el coito vaginal y anal. Hable sobre la anticoncepción con la debida anticipación Hablarle a su pareja de anticoncepción y condones puede resultar embarazoso, pero es esencial, y se debe hacer antes de que se inicie una situación que lleve a tener la relación sexual. No espere a ser presa de la pasión, que puede llevarse por delante todas las buenas intenciones.
Hable con franqueza de sus sentimientos y necesidades. El silencio no es una virtud en esta situación. Hablar de los condones puede facilitar las cosas para ambos. Puede ayudar a crear un estado de ánimo tranquilo y volver mucho más placentera y segura la relación sexual.
La vergüenza no se debe convertir en un riesgo para la salud, y menos aún aumentar las probabilidades de infección. Es importante que la pareja actúe con franqueza y que comparta las preocupaciones por la salud así como sus antecedentes de salud sexual.