ILGA Mundo ha acogido con satisfacción el apoyo del Papa Francisco a las familias LGBTI y a las uniones civiles, reconociendo el impacto positivo que estas palabras tendrán en muchas de nuestras comunidades LGBTI en todo el mundo
"Las personas homosexuales tienen derecho a ser parte de la familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Nadie debería ser expulsado o hacerse miserable por eso", dijo el Papa en un documental que se estrenó hoy en Roma y que reflexionaba sobre la atención pastoral a los que se identifican como LGBTI. También se refirió a la necesidad de protecciones legales, afirmando "Lo que tenemos que crear es una ley de unión civil. De esa manera estarán cubiertos legalmente".
Es probable que estas palabras resuenen en muchas de nuestras comunidades.
"Damos la bienvenida a estas palabras de apoyo del Papa", dijeron Luz Elena Aranda y Tuisina Ymania Brown, CoSecretarias Generales de ILGA Mundo. "Sabemos que oírle reconocer nosotres, nuestro derecho a una familia y a quienes amamos cambiará la vidade de decenas de millones de personas LGBTI en todo el mundo - tanto de las propias personas católicas LGBTI como de les que viven en sociedades tradicionalmente católicas".
Es probable que estas palabras resuenen en muchas de nuestras comunidades.
"En demasiados lugares nuestras comunidades son utilizadas como chivos expiatorios por les líderes religioses para obtener ganancias políticas fáciles", continuaron las Cosecretarios generales de ILGA Mundo. "Declaraciones como esta, por lo tanto, hacen una verdadera diferencia. Pedimos a más líderes religiosos que adopten una postura similar y presionen por un respeto significativo y una aceptación compasiva".
Sin embargo, este respeto no puede ser una cuestión de elección: tiene que tratarse de todos los aspectos de nuestra vida, y no sólo del derecho a nuestras familias, que ya se reconoce a través del matrimonio en 28 países de todo el mundo. El respeto tiene que ser para todes en nuestras comunidades. El rechazo a hablar claramente contra les temeroses que utilizan la llamada "ideología de género" para dirigirse a nuestras comunidades, las posturas peligrosas contra las cuestiones de identidad de género y el silencio de larga data sobre el daño que causan las "terapias de conversión" siguen perjudicando a las personas LGBTI a diario.
Se está produciendo un diálogo significativo en muchos espacios, desde los lugares de culto locales y las familias, hasta los seminarios teológicos y las reuniones regionales, pasando por los espacios internacionales, incluso en los debates intraconfesionales y en las Naciones Unidas. Estas iniciativas suelen ser presentadas por valientes personas LGBTI de fe, que comparten sus historias. Vemos cada vez más líderes que apoyan los grupos marginados. Su presencia y sus palabras pueden ofrecer esperanza para un mundo en el que todes podamos vivir en paz y con dignidad. Las palabras significativas nos acercan a este objetivo, pero aún no hemos llegado a él y es necesario actuar: la lucha por nuestras comunidades continuará hasta que todes seamos verdaderamente libres e iguales.
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