INCLUSIÓN: Una oportunidad de mejora... porque todo puede ser mejor.
Por Ricardo Montenegro*
Andrea Castañeda, más conocida en la escena artística local como La Negra es una mujer transgénero que conozco hace varios años. Hemos compartido escenarios sociales y académicos en roles como panelistas en temas de inclusión y diversidad sexual. Admiro de ella su tenacidad, responsabilidad en el trabajo e inteligencia, así como su empatía con las causas justas.
Es por ello, que no me extrañó su reacción ante un hecho discriminatorio por parte de un funcionario de la sede Centro Internacional de Bancolombia en Bogotá hace algunas semanas, cuando estando como clienta en una de sus sedes, observó que otra mujer transgénero fue objeto de burlas por parte de uno de esos funcionarios cuyo oficio es estar allí para otorgar los turnos y guiar a quienes visitan la entidad bancaria. Usando el privilegio de esa risita socarrona y cómplice que conocemos quienes hemos sido víctimas de bullying desde el colegio, este tipo agredió a la clienta sólo por el hecho de ser una mujer trans.
La discriminación por medio de burlas hace parte de esas violencias simbólicas generalizadas pero invisibles en el contexto violento en el cual nos ha correspondido crecer a las personas con diferencias en credo, raza, posición social y orientaciones sexuales e identidades de género.
Precisamente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), órgano autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha llamado la atención de los estados miembros sobre ese tipo de prácticas que son el inicio, o la cuota inicial, de un espiral de violencias para las personas sexualmente diversas, en un continente donde aproximadamente 9 personas son asesinadas cada semana por identificarse como parte de las comunidades LGBTI+ (ver más aquí)
Volviendo al caso en cuestión, La Negra como una ciudadana consciente de los derechos puso la queja ante la persona encargada de la entidad bancaria, dejando constancia con un número de radicación; hecho que fue observado por el funcionario discriminador que se dirigió a ella en tono de sorna al salir del banco, a lo cual ella replicó "le gustaría que estuvieran burlándose de usted?... Sabe usted que discriminar es un delito?".
Luego, documentó el hecho por redes sociales, caso que conoció la Policía Nacional, que es la obligada por ley a hacer cumplir las normas de la Ley Antidiscriminación (Ley 1482 de 2011 complementada con la ley 1752 de 2015) y el Código de Policía, Seguridad y Convivencia ciudadana (ver aquí). Recibió muchos mensajes luego de su publicación en redes, algunos de curiosidad, otros de solidaridad, pero ninguno concluyente.
El pasado 17 de mayo de 2020 completamos treinta años de un hito histórico que fue sacar la homosexualidad del libro de enfermedades psiquiátricas por parte de la Organización Mundial de la salud, lo cual implicaría un cambio en la manera como la sociedad nos reconoce al interior de la misma y nos otorga un estatus de protección que claramente no es del todo respetado por muchos Estados y comunidades.
Al hablar con La Negra sobre este hecho coincidimos en su apreciación de que falta camino por recorrer y que "errar es humano, porque tenemos muchas cosas con las que nos crían, pero cuando atendemos al público, tenemos que aprender a trabajar con las diferencias".
Y, precisamente, son las diferencias las que nutren la vivencia cotidiana, no pedimos como individuos derechos especiales, sino el respeto mismo que se da y se recibe por parte de otros ciudadanos y ciudadanas. La violencia y discriminación, por pequeñas que sean, dañan el tejido social. Es necesario empoderarnos haciendo valer nuestros derechos en el mínimo espacio.
La voluntad de incluir expresada en muchos artículos de leyes es letra muerta si nuestra opción es la de no incluirnos. Han pasado ya más de 50 años de aquel hecho de Stonewall de 1969 en Nueva York donde por primera vez una autoridad pública del mundo moderno nos reconoció a los LGBT como ciudadanos, es decir como sujetos de derechos.
Ejercer derechos es una moneda de dos caras, un hecho de doble vía que implica también acatar las reglas de juego y eso precisamente es lo que ha hecho bien Andrea Castañeda, la Negra, al utilizar el conducto regular, su entereza de carácter y valor civil al denunciar un hecho desemboca en un referente positivo para la sociedad.
Por que todo puede ser mejor, conozcamos y ejerzamos nuestros derechos, aportemos a una real inclusión!
Por que todo puede ser mejor, conozcamos y ejerzamos nuestros derechos, aportemos a una real inclusión!
Por Ricardo Montenegro Vásquez
Abogado Esp. en Gobierno Gerencia y Asuntos Públicos
Activista LGBT, Fundador - Director www.orgullolgbt.co
Twitter @r_Montenegro
Instagram @Rick_MV
Bogotá DC 19.01.2021
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