Efectos del tabaco en la sexualidad masculina
Durante muchos años hemos visto películas y leído novelas en las que el dar una calada a un cigarrillo llevaba implícito cierto erotismo. Iconos sexuales como Bogart, Dean, Bacal, Dietrich representaban a la perfección el atractivo del tipo duro por un lado, y la promesa de satisfacer el deseo del que pide fuego con mirada lánguida y párpados entrecerrados, por otro.
Puede que haya pocos placeres más satisfactorios y sencillos que el cigarrillo disfrutado a medias después del placer. Sin embargo, con los años uno se da cuenta de que la realidad es otra y que, como contaba Joaquín Sabina en una entrevista, uno acaba tan enganchado al tabaco, que no sólo está deseando terminar de echar un polvo para fumarse un cigarrito sino que, a veces, para a la mitad para fumárselo.
A pesar de que la industria tabacalera ha hecho todo lo posible por negar la evidencia, desde los años 80, prestigiosas asociaciones han luchado para probar algo que debería ser evidente: si el tabaco causa alteraciones en los vasos sanguíneos que irrigan el corazón y, por extensión, al sistema cardiovascular, lo mismo ocurre con el riego sanguíneo peneano: el tabaco no te da placer: te lo quita.
Según el último informe del Cirujano General de los Estados Unidos, el humo de tabaco contiene unos 7.000 componentes, de los cuales casi 70 son sustancias que producen cáncer, por ejemplo: arsénico, benceno, berilio, cadmio, cromo, óxido de etileno, níquel, polonio-210 (un elemento químico radiactivo) o cloruro de vinilo, entre otros, que fluyen por el cuerpo cuando se fuma.
Estos productos químicos y toxinas destrozan la salud del fumador, incluyendo, claro está, la salud sexual: la impotencia, los trastornos sexuales y la infertilidad son algunos de los efectos del cigarrillo.
Impotencia y disfunción sexual
De acuerdo con la mayor parte de los estudios publicados hasta la fecha, fumar duplica el riesgo de padecer impotencia en hombres de entre 30 y 40 años. El riesgo oscila, en función del estudio, entre el 50% y el 60% de posibilidades con respecto a hombres no fumadores, aunque algunos trabajos lo elevan hasta un alarmante 80%, dependiendo de la cantidad de cigarrillos consumidos.
De hecho, el tabaco es la primera causa de impotencia o disfunción sexual. El contenido de los cigarrillos afecta al sistema vascular del pene y altera considerablemente el sistema nervioso central.
Un estudio realizado en la Universidad de Florencia, publicado en la revista International Journal of Impotence Research, reveló que la impotencia del fumador es debida a los efectos de los componentes del tabaco sobre el sistema vascular peneano. Los investigadores sometieron a un grupo de 1.150 hombres fumadores a un detallado cuestionario psicológico y a diversos parámetros bioquímicos.
Los resultados fueron concluyentes: los fumadores suelen mostrar una mayor activación del eje hipotálamo-hipofisiario, que es la base del funcionamiento del sistema endocrino. Asimismo, presentan también mayores niveles de testosterona y volumen testicular. Pese a que, como hemos visto, la testosterona tiene una notable importancia en el deseo sexual, pues de su segregación depende, entre otras cosas, el apetito sexual masculino, en este caso es un deseo a corto plazo.
El uso de ultrasonidos reveló que el porcentaje de hombres que padecían disfunción eréctil era mayor debido a que el tabaco afecta a los vasos sanguíneos, deteriorándolos.
Desde el punto de vista psicológico, los fumadores también salían perdiendo frente a los no fumadores, pues mostraban mayores niveles de ansiedad y de insatisfacción, concretamente respecto a su vida profesional y personal.
Cómo afecta el tabaco a la erección
El cerebro es estimulado sexualmente y se activa una señal que se emitirá en el núcleo ventricular del cerebro que se encuentra en el hipocampo. Estas señales pasan a través del sistema nervioso central con la ayuda de los nervios autónomos hasta llegar a la glándula de la próstata y cuerpos cavernosos. Cuando estas señales llegan a los cuerpos cavernosos, éstos se dilatan permitiendo que la sangre llene los tejidos porosos.
TABACO_07Mientras ésto sucede, las fibras musculares de las arterias que llevan la sangre hacia el pene se expanden para permitir que la sangre fluya más libremente hacia éste.
Este aumento del flujo sanguíneo se expande al corpora y la funda circundante, conocida como la túnica. Cuando ésta se expande, bloquea las venas que llevan la sangre lejos de los cuerpos cavernosos, atrapándola y aumentando la presión en el interior, lo que da lugar a una erección.
El mecanismo de la erección está alterado en los fumadores, lo que provoca dificultades para iniciar la erección y también para mantenerla el tiempo necesario. En general, la presión arterial del pene es más baja en los fumadores debido a la arterioesclerosis o endurecimiento de las arterias por la placa acumulada. Ésto se produce cuando los depósitos grasos del tabaco se acumulan y se endurecen a lo largo de las paredes de las arterias y éstas se vuelven tan gruesas que obstaculizan el flujo sanguíneo.
De ahí que, cuando el flujo de sangre disminuye, siendo insuficiente para llegar al pene y producir una erección suficiente, se producen como consecuencia los problemas de erección, típicos de la impotencia.
La nicotina también dificulta la erección y su mantenimiento, al provocar vasoespasmo agudo y dilatación venosa. Esta sustancia estimula determinadas hormonas en el cerebro que provocan rápidas contracciones del tejido del pene; ésto implica que haya un espasmo de las arterias, disminuyendo todavía más el flujo sanguíneo. Es lo que se denomina vasoespasmo agudo.
También produce dilatación venosa al afectar directamente el sistema de válvula que regula el flujo de sangre que se produce después de una erección.
Es decir, la sangre fluye al pene más rápido de lo que debería pero al haber una dilatación del sistema venoso ésta impide que la sangre quede atrapada en el pene, y no se mantiene la erección.
Según un estudio realizado por Cristopher Harte en el Boston Healthcare System, los no fumadores tienen erecciones más firmes y llegan al punto máximo de excitación cinco veces más rápido que los que sí fuman.
Los trastornos cardiovasculares como insuficiencia coronaria, válvulas dañadas, etc, también contribuyen a la reducción del flujo sanguíneo con la consiguiente disminución de la irrigación de sangre en el pene.
El tabaco afecta a los vasos de órganos vitales como el corazón, los riñones o el cerebro, por eso, padecer disfunción eréctil se considera una señal de alerta de posibles problemas circulatorios en el cerebro o el corazón que acaben provocando un infarto o una trombosis cerebral.
Otros efectos del tabaco en la sexualidad
Menor pasión en la cama
El humo visible representa sólo el 5-8% de lo que se produce al fumar un cigarrillo. El resto está compuesto de gases invisibles, entre los que se incluye el gas cianhídrico, un gas venenoso que reduce la capacidad del organismo para transportar oxígeno y el monóxido de carbono (CO) un gas muy tóxico que constituye del 3 al 6% del humo inhalado. El CO interfiere en el transporte del oxígeno, por lo que todos los órganos reciben menos.
Además, los restos de alquitrán, un residuo negro y pegajoso que contiene miles de sustancias químicas que se desprenden en el humo del cigarrillo, quedan depositados en el pulmón obstruyendo los bronquios y afectando la respiración.
El tabaco disminuye, por lo tanto, la capacidad pulmonar. El sexo apasionado que requiere resistencia y energía, se convierte en una sesión de gimnasia que, con el tiempo, un fumador no puede soportar.
Reducción del tamaño del pene
Como gran parte de la erección depende del flujo de la sangre y el tabaco calcifica los vasos sanguíneos, dificultando la circulación eréctil, el tamaño del pene puede acabar reduciéndose hasta un centímetro.
Sabor del semen
El semen es un fluido compuesto en su 90% por azucares, proteínas, vitaminas, sales y minerales que provienen de los alimentos que ingerimos. El estado de salud, la mediación, el alcohol y el tabaco influyen en él. El tabaco amarga su sabor, por lo que hace menos atractiva a la felación.
Infertilidad
El tabaco puede conducir a la infertilidad pues reduce el volumen de la eyaculación, el número relativo de espermatozoides, mermando además la calidad de éstos: espermatozoides deficientes, de movilidad reducida y menor capacidad para fecundar al óvulo.
Menor deseo sexual
Según un estudio del Andrology Institute of America, los no fumadores menores de treinta años de edad tienen sexo el doble de veces que los fumadores de esa misma edad.
Gusto y olfato
Según el American Council on Science and Health, fumar afecta al gusto y al olfato reduciendo su capacidad hasta en un 50%. Al inhalar, los nervios olfativos ubicados en la parte trasera de la nariz transmiten señales al cerebro, indicando que estás oliendo.
Fumar daña a estos nervios, reduciendo el sentido del olfato a corto plazo; a largo plazo, el tabaco dañará permanentemente estos receptores, así como los del gusto, puesto que el tabaco impide que llegue la sangre suficiente a las papilas gustativas.
Ésto no sólo afecta el disfrute de la sexualidad, también la excitación previa. Como hemos visto, los seres humanos, al igual que otras especies animales, segregamos hormonas para atraer sexualmente. Estas sustancias son detectadas por una zona en la nariz denominada órgano vomeronasal. De ahí se dispara una señal eléctrica al cerebro, que llega directamente al tálamo.
Los receptores gustativos también pueden detectar las feromonas. El gusto es un factor clave en las sensaciones asociadas al mecanismo sexual. Una reducción del 50% en el gusto y el olfato implica, por lo tanto, menor deseo sexual.
Dejar de fumar
Puede que pienses que ya tendrás tiempo de dejarlo y que, cuando lo hagas, tu cuerpo se recuperará totalmente pasados un par de meses. No es así, según el Sidney Morning Herald, sólo el 25% de los hombres que ya padecen disfunción eréctil por culpa del tabaco se recuperan puesto que las arterias y los vasos sanguíneos están demasiado afectados y el daño es irreversible.
Mejor dejarlo antes de padecer impotencia que después. La impotencia afecta a la autoestima y a las relaciones interpersonales. Un estudio de la Asociación de Disfunción Sexual reveló que el 21% de las parejas que se separan, rompen su relación por problemas derivados de la disfunción eréctil.
Aunque el proceso de envejecimiento prematuro de las arterias del pene sea mucho más difícil de recuperar una vez abandonado el hábito, no así los efectos perjudiciales que se producen por efecto inmediato de la nicotina y las sustancias nocivas del cigarrillo, es decir, el vasoespasmo agudo y la dilatación venosa.
Lo mismo ocurre con el gusto y el olfato, se recuperan siempre que no se hayan dañado permanentemente los nervios olfativos.
Ya lo sabes, puede que estés a tiempo
“no dejes que ese pequeño bastardo acabe con tu vida”
Tomado de http://lamagiadelossentidos.com
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