Para muchos hombres y mujeres, la Navidad es una temporada triste porque promueve la evocación de tiempos pasados con personas que ya no están, o momentos vividos que ya no se podrán recuperar. Además de propiciar un espíritu más bondadoso, esta época viene marcada por personas que expresan cierta tristeza por otro año que se va. Creemos que es posible disfrutar la navidad y el fin de año con plenitud y dicha, y alejarnos de la tristeza generalizada que se instaura en esta época.
El derecho a la nostalgia
Además de las promociones de las buenas acciones, en esta época navideña también se acentúa el derecho a estar triste. Pero mejor propongamos el derecho a la nostalgia, que es distinto al estado de displacer o tristeza y menos aún tiene que ver con el estado depresivo.
Las ausencias se acentúan en este tiempo navideño y de vísperas de un nuevo año. Para algunos, será frecuente evocar momentos de su niñez, donde se evoca el cuidado y protección de los padres. Para otros, será la nostalgia del ser querido que ya no está, ya sea por separación o fallecimiento. Para algunas madres o padres puede ser la partida de sus hijos del hogar familiar. Para otras personas puede ser un tiempo en que se resalta su soltería reciente tras una reciente ruptura sentimental . Cada persona tiene sus propias razones para sentir nostalgia y otras, las más afortunadas, tienen serias razones para no sentirla.
No es lo mismo que una persona sienta nostalgia por la ausencia de una abuela o por pasar su primer año sin su pareja, que una persona tenga un estado profundo de tristeza. La tristeza por las fiestas obedece a circunstancias momentáneas. Por otro lado, evocar con nostalgia al familiar que ya no está, a la pareja que se acaba de dejar, al amigo que está de viaje, es un sentimiento normal. Lo que sería patológico es que esa nostalgia se transforme en un estado profundo de tristeza, lo que puede llevar a la depresión.
Las mujeres y los hombres se hallan más sensibles en esta época y es natural teniendo en cuenta que cada vez más vivimos en tiempos donde se siguen horarios rígidos, no alcanzan las horas para disfrutar una comida elaborada o para conversar con la familia o los amigos. La Navidad y el Fin de Año propician esa puesta en común y ese encuentro que en el resto del año suele ser difícil de lograr. Por ello, ante estas cenas familiares o reuniones sociales, suele sobrevenir la tristeza por la disconformidad de los proyectos que no se llevaron a cabo o por pérdidas personales, ya sea por la muerte o por separaciones, rupturas.
Combatiendo la tristeza con la renovación interior
Pero, ¿cómo combatir la tristeza que conlleva la celebración de unas fechas donde se acentúan las faltas, las pérdidas, los proyectos inconclusos, la incertidumbre acerca del año que se avecina? Lo más frecuente que las personas tiendan a comprar de forma compulsiva, ya sea para hacer regalos o para sí mismos. Otros centran los festejos en beber o comer en exceso. Pero estos caminos son ficticios para combatir la tristeza.
Así como el test de personalidad propuesto por gay-PARSHIP.es propone un conocimiento de nuestras potencialidades y nuestras debilidades para así poder contactar mejor con otras posibles parejas, del mismo modo, la Navidad puede ser una época ideal para renovarse interiormente. Esto puede ser así si se retorna al sentido esencial de la Navidad, que celebra el nacimiento, la vida.
Más allá de la religión que profesemos, tanto si somos ateos o agnósticos, nosotros también podemos renacer cada año, en cada una de estas fechas, enorgullecernos de lo conseguido hasta ahora, sea poco o mucho. También nos sirve esta época para celebrar la superación de los obstáculos que hemos tenido y proyectar nuevos planes a mediano y largo plazo. Pero para ello, hay que aceptar primero las pérdidas, reconocer los fracasos y atreverse al futuro.
Tomado de gay-PARSHIP.es
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