El país se perfila como uno de los destinos emergentes entre la comunidad LGTB, de acuerdo a expertos del sector. Así es que se ha logrado atraer a este segmento de la población.
A la gente le gusta viajar y conocer culturas y la excepción no es la comunidad LGBTI, que no tiene nada de diferente a los demás turistas, excepto por el hecho de que ellos quieren tener garantizado de antemano que a donde van serán tratados como iguales.
Por eso, como cualquier otro turista, buscan historia, cultura, vida nocturna, descanso y diversión pero además sentirse bienvenidos. “Colombia tiene esas dos características”, dice John Tanzella, presidente de IGLTA, la red más grande de este turismo en el mundo. Tanzella, quien visitó el país para promover el destino señaló que “es un lugar excitante, con mucha diversidad, y muchas ciudades aparte de Bogotá”.
Se prevé que el año entrante llegará el primer crucero gay a Cartagena. Pero el experto cree que hay potencial para mucho más a juzgar por el interés de potenciales viajeros en Europa y Estados Unidos que preguntan por destinos nuevos y ya tienen a Colombia en su radar.
Según Felipe Cárdenas, director de la cámara de comerciantes LGTB de Colombia, esto ha sido posible porque la industria se está profesionalizando pero también por la seguridad. Y lo anterior no solo se refiere al fin del conflicto armado. “Para ellos es importante ir a un lugar seguro, donde la gente los trate bien”.
Esto implica saber manejar ciertos detalles menores como que no haya risas furtivas cuando una pareja homosexual se registra en un hotel, o más delicados como evitar rechazos en restaurantes y otros sitios públicos.
Todo esto ha sucedido de una manera natural, sin campañas ni una política formal. Pero en vista del gran potencial, la cámara le está abriendo los ojos a los establecimientos para que el sector empiece a sintonizarse con dicha clientela, que podría dejar dividendos en el país.
Se calcula que en 2014 la comunidad gay en Estados Unidos tuvo un poder de compra de 831 billones de dólares. “Cuántos de esos dólares se podrían quedar en Colombia”, dice Cárdenas.
La cámara adelanta un proceso de certificación a establecimientos públicos que tengan un servicio al cliente amigable con la comunidad gay. Se trata de un curso de 7 a 8 semanas donde aprenden reglas básicas.
Más que derrotar la homofobia la idea es enseñar protocolos de atención. “La mayoría de errores son por torpeza y no por discriminación”. Por ejemplo, se trata de enseñar que si una pareja gay reserva una sola habitación con cama doble, respetar su deseo; si en un restaurante se toman de la mano y otro cliente se queja, saber qué cómo manejar la situación.
En Colombia se encuentran certificados los hoteles Marriott, W y Hilton; las aerolíneas Delta y American; establecimientos como Panamericana, y servicios como Transportes Transloyola. Pero la idea es que muchos otros que tienen que dar servicio al cliente lo hagan.
Esto además es una inversión importante pues en Colombia la ley prohíbe la discriminación y obtener la certificación garantiza que no vayan a ser discriminados. Se ha visto casos en los algunos empleados se niegan a atenderlos. “Si ellos logran demostrarlo, la empresa puede ser sancionada”.
Muchos países van avanzados en el tema. Estados Unidos está a la bandera, donde lugares como San Francisco y Nueva York son los destinos más apetecidos. Pero también se está abriendo una oferta en ciudades más pequeñas para descanso y fines de semana románticos, dice Tanzella. Colombia podría competir con ella si se lo propone.
Se calcula que en 2014 la comunidad gay en Estados Unidos tuvo un poder de compra de 831 billones de dólares. Foto: A.F.P. / A.P.
Tomado de http://www.semana.com/
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