El mundo adquiere un nuevo compromiso en su respuesta al sida: acabar con todas las desigualdades a las que se enfrentan las comunidades y las personas afectadas por el VIH, un paso crucial para poner fin al virus de la inmunodeficiencia humana
Los líderes mundiales se fijan un nuevo hito en su camino hacia la erradicación del sida, el año 2025. Para entonces, acuerdan reducir el número anual de nuevas infecciones por el VIH a menos de 370 000 y las muertes relacionadas con el sida a 250 000, eliminar las nuevas infecciones por el VIH entre los niños, acabar con el sida pediátrico y desterrar todas las formas de discriminación relacionada con el VIH. Con ese año en mente, también se comprometieron a facilitar un tratamiento contra el VIH que puede salvar 34 millones de vidas.
NUEVA YORK, 8 de junio de 2021. Durante la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Sida, que se está celebrando estos días en la ciudad de Nueva York (en los Estados Unidos de América), los Estados miembros de las Naciones Unidas hicieron una declaración política en la que adoptaron una serie de objetivos nuevos y ambiciosos. Si la comunidad internacional logra cumplir sus objetivos, para 2030 se habrán evitado 3,6 millones de nuevas infecciones por el VIH y 1,7 millones de muertes relacionadas con el sida.
Se ha demostrado que existen distintas opciones combinadas para la prevención del VIH que son eficaces y están centradas en las personas. Por eso mismo, en la declaración política se insta a los países a poner dichas posibilidades a disposición del 95 % de las personas que están en riesgo de infección por el VIH en cualquier grupo epidemiológicamente relevante, con independencia de su edad y entorno geográfico. Asimismo, se llama a los países a garantizar que el 95 % de las personas que viven con el VIH conozca su estado serológico, que el 95 % de las personas que conozcan su estado serológico esté en tratamiento para el VIH y que el 95 % de las personas en tratamiento contra el VIH reciba supresión vírica.
«En esta década de acción, si queremos cumplir con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, todos los Estados miembros deben comprometerse una vez más a poner fin a la epidemia de sida para 2030», recordó Volkan Bozkir, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
«Si albergamos el deseo de acabar con el sida, hemos de borrar de nuestro mundo las injusticias que se entrecruzan y no hacen sino impulsar las nuevas infecciones por el VIH e impedir que las personas puedan acceder a los servicios», insistió Amina J. Mohammed, secretaria general adjunta de las Naciones Unidas.
En la declaración política se recoge que los grupos de población clave (gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, trabajadores sexuales, consumidores de drogas inyectables, persona trans y personas en prisión y entornos cerrados) tienen más probabilidades de estar expuestos al VIH y a la violencia, el estigma, la discriminación y las leyes que restringen su movimiento o acceso a los servicios. Los Estados miembros se comprometieron a garantizar que menos del 10 % de los países cuenten con marcos jurídicos y políticos restrictivos que conduzcan a la denegación o limitación del acceso a los servicios para 2025. También se comprometieron a garantizar que, para el año 2025, menos del 10 % de las personas que viven con el VIH, que están en riesgo de contraerlo o que están afectadas por el virus, se enfrenten al estigma y la discriminación, para lo que acordaron conceder más fuerza al concepto de indetectable = intransmisible (las personas que viven con el VIH y que han logrado la supresión vírica no transmiten el VIH).
«Quisiera dar las gracias a los Estados miembros. Han adoptado una declaración política muy ambiciosa cuyo objetivo es que el mundo retome el rumbo para acabar con esta pandemia de sida que lleva 40 años devastando a las comunidades», resaltó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.
Visiblemente preocupados por el número de nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes, sobre todo en el África subsahariana, los Estados miembros se comprometieron a reducir el número de nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes y mujeres jóvenes a menos de 50 000 para 2025. Los Estados miembros se comprometieron también a eliminar todas las formas de violencia sexual y de género, incluida la violencia dentro de la pareja, mediante la adopción y aplicación de leyes que abordan las múltiples formas de discriminación y violencia a las que se enfrentan las mujeres que viven con el VIH, que corren el riesgo de padecerlo o que están afectadas por el virus. Igualmente, aseguraron que todos trabajarían duro para lograr que, en 2025, no más del 10 % de las mujeres, las niñas y las personas afectadas por el VIH sufran desigualdades de género y puedan ser víctimas de violencia sexual y de género. Además, se comprometieron a garantizar que todas las mujeres puedan ejercer su derecho a la sexualidad, también en lo concerniente a su salud sexual y reproductiva, sin ser objeto de coerción, discriminación y violencia.
También se instó a los países a utilizar los datos epidemiológicos nacionales para identificar a otras poblaciones prioritarias con mayor riesgo de exposición al VIH, entre las que se incluyen personas con discapacidad, minorías étnicas y raciales, pueblos indígenas, comunidades locales, personas que viven en la pobreza, migrantes, refugiados, personas desplazadas internamente, hombres y mujeres de uniforme y personas en emergencias humanitarias y en situaciones de conflicto y posconflicto. Los países también adquirieron el sólido compromiso de proteger contra otras pandemias, entre ellas la de la COVID-19, al 95 % de las personas que vive con el VIH, están en riesgo de contraerlo o están afectadas por el virus.
«Las marcadas desigualdades que han sacado a la luz las pandemias del VIH y de la COVID-19, ambas coincidentes en el tiempo, son un llamamiento para que el mundo priorice e invierta plenamente en la materialización del derecho humano a la salud para todos sin discriminación alguna», subrayó la Sra. Byanyima.
Los Estados miembros también se comprometieron a aumentar sus aportaciones y financiar totalmente la respuesta al sida. En este sentido, acordaron que, para 2025, habrían invertido 29 000 millones de dólares anuales en los países de rentas bajas y medias. Esto se traduce en invertir al menos 3100 millones de dólares estadounidenses en favor de los facilitadores sociales, incluyéndose aquí la protección de los derechos humanos, la reducción del estigma y la discriminación, y la reforma de la ley. También se comprometieron a incluir la prestación de servicios para el VIH liderados por iguales, entre otros, la contratación social y otros mecanismos de financiación pública.
Con el propósito de ampliar el acceso a las últimas tecnologías para la prevención, la detección, el diagnóstico, el tratamiento y la vacunación de la tuberculosis, los Estados miembros acordaron garantizar que el 90 % de las personas que viven con el VIH reciban tratamiento preventivo para la tuberculosis y esforzarse por reducir las muertes por tuberculosis relacionadas con el sida en un 80 % para 2025. Los países también se comprometieron a garantizar la accesibilidad, disponibilidad y asequibilidad a nivel mundial de medicamentos seguros, eficaces y de calidad garantizada, incluidos los genéricos, las vacunas, las pruebas diagnósticas y otras tecnologías sanitarias para prevenir, detectar y tratar la infección por el VIH, sus coinfecciones y otras comorbilidades, mediante el uso de las flexibilidades existentes en virtud del acuerdo sobre los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC). En esta misma línea, dieron su palabra de que las disposiciones de los derechos de propiedad intelectual en los acuerdos comerciales no menoscabarán las flexibilidades existentes, tal y como se indica en la Declaración de Doha con relación al Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública.
«La respuesta al sida sigue dejando atrás a millones de personas. Hablamos de comunidades LGBTI, trabajadores sexuales, consumidores de drogas, migrantes y prisioneros, adolescentes, jóvenes, mujeres y niños. Todas ellas merecen una vida como cualquier otra, deben disfrutar de los mismos derechos que la mayoría de las personas en esta sala, su dignidad ha de ser igualmente inquebrantable», destacó Yana Panfilova, una mujer que vive con el VIH y es miembro de la Red mundial de personas que viven con el VIH.
En esta reunión de alto nivel participan física y virtualmente los jefes de Estado y de Gobierno, ministros y delegados en Nueva York, personas que viven con el VIH, organizaciones de la sociedad civil, grupos de población clave y comunidades afectadas por el VIH, organizaciones internacionales, científicos e investigadores y el sector privado. ONUSIDA respaldó las consultas regionales y la participación de la sociedad civil en la reunión de alto nivel. Las organizaciones de la sociedad civil hicieron un llamamiento a los Estados miembros para pedirles la adopción de una resolución más sólida.
«Aunque es cierto que como comunidad mundial hemos logrado un progreso significativo, hemos de reconocer que hemos errado en el tiro y que mucha gente sigue pagando un alto precio por nuestro error: son muchos los que a día de hoy continúan perdiendo su vida ¿Por qué no hemos logrado alcanzar nuestro objetivo? La razón es solo una: la desigualdad que nos rodea», sentenció Charlize Theron, fundadora del proyecto Charlize Theron Africa Outreach y mensajera de la paz de las Naciones Unidas.
Los Estados miembros también se comprometieron a apoyar y aprovechar todo lo aprendido por parte del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) durante sus 25 años de andadura en este ámbito. Del mismo modo, prometieron financiar totalmente el programa con el fin de que ONUSIDA pueda seguir liderando la respuesta mundial al sida y apoyando los esfuerzos necesarios para estar preparados para una pandemia y velar por la salud mundial.
En el marco de la Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026: Poner fin a las desigualdades, poner fin al sida, adoptada consensuadamente el 25 de marzo de 2021 por la Junta Coordinadora del Programa de ONUSIDA, y del informe del Secretario General de las Naciones Unidas, Superar las desigualdades y enderezar el rumbo para poner fin al sida para 2030, publicado el 31 de marzo de 2021, ONUSIDA habría acogido con agrado compromisos aún más firmes en materia de educación integral sobre sexualidad, salud y derechos sexuales y reproductivos, y orientación sexual e identidad de género, aceptación no cualificada de opciones de prevención del VIH basadas en pruebas, como la reducción del daño, un llamamiento a la descriminalización de la transmisión del VIH, el trabajo sexual, el consumo de drogas y las leyes que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y una mayor flexibilización de las reglas de propiedad intelectual para el acceso a los medicamentos, las vacunas y las tecnologías que salvan vidas.
En 2020, 27,4 millones de los 37,6 millones de personas que vivían con el VIH estaban en tratamiento, frente a los 7,8 millones de 2010. Se calcula que, gracias a la aparición de un tratamiento asequible y de calidad, se han salvado 16,2 millones de vidas desde 2001.
Las muertes relacionadas con el sida han caído en un 43 % desde 2010, hasta llegar a 690 000 en 2020. También se ha avanzado en lo referente a la reducción de nuevas infecciones por el VIH, aun cuando el progreso aquí ha sido notablemente más lento: se ha logrado una reducción del 30 % desde 2010, con 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH en 2020 en comparación con los 2,1 millones de 2010.
ONUSIDA
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
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