De la transfobia de Amparo Grisales al Travestiario tropical
Por Manuel Antonio Velandia Mora, PhD.
A mucha gente le parece “normal” que la “diva” Amparo Grisales haga a su compañero de set, comentarios grotescos relacionados con la sexualidad de una concursante en un programa de talentos artísticos. Sucedió en un reality de Caracol TV, de cuyo nombre prefiero no acordarme.
Pero no, lo que hizo la actriz no es ético, no es respetuoso y nada tiene que ver con la valoración artística y menos con lo que se pide que valoren: que la concursante cante bien o mal o con la calidad de su imitación. El show de “ir a verle los genitales” a la chica trans para concluir que “era hombre” y que hubo comentarios elogiosos a su cuerpo y su "look", pero la forma como los jurados Grisales y Yeison Jiménez se refirieron en su lenguaje visual y corporal durante la presentación denota transfobia. No, la concursante no era un hombre, y esto es transfobia.
Dicen Endry Cardeño y la ultrajada Iliana Paola Forero, que Grisales no es transfóbica y es posible que hasta sea verdad, pero recordemos que tener un amigo negro no te hace menos racista o una amiga trans, tampoco deja de hacerte transfóbica.
Me queda una duda ¿si el programa es de canto e imitadores, por qué la referencia es al cuerpo? Es aquí donde la “diva” se pifió. Se le salió el cobre, es decir le importa lo que cobra: por el dinero baila el perro y no por el arte; Grisales no se rige por el respeto, lo hace mucho más por el rating. Las excusas de Amparo mostraron su propia incoherencia y reafirman su transfobia. Solo resta decir que ya es hora de que se sancionen las manifestaciones de LGTBIfobia en los medios de comunicación.
Pasando de la pésima televisión me referiré a hechos más interesantes: Una sExposición histórico-político-sexual en Barranquilla.
Del Travestiario y sus orígenes
El primer “Travestiario”, del que tuve conocimiento, fue publicado por Donacio Cejas en 2018, narra un viaje por la historia del travestismo español de la mano de quince reconocides artistas del transformismo y el cabaret, cuyos testimonios en primera persona develan lo que la parafernalia transformadora suele ocultar. Es un recorrido que se inicia en aquella época en que ser homosexual era sinónimo de vago y maleante y la criminalización incrementó la clandestinidad hasta el momento actual, en que parece haber todos los derechos, las dragas suman a varios cientos de miles sus seguidores online, su vida artística no se restringe al antro de maricas y sus carreras las llevan a ser estrellas del cine, la televisión y descollar en las artes visuales.
Travestis, transformistas y dragas han sido la imagen de los diferentes momentos en la realidad LGTB en España. Fueron imagen icónica desde la primera marcha marica realizada en Barcelona, pasando por las películas de Almodóvar, hasta llegar a ser el punto focal del mercantilismo RuPauliano en su más reciente versión europea, el Drag Race España.
Álex Ander, nos dice en su artículo “«Travestiario»: un homenaje a la historia del travestismo español de la mano de algunas de sus figuras más ilustres”, que, Ander (2018), considera que: “el travestismo puede ser entendido como la ciencia ficción de la feminidad. Llevando al límite las características asociadas a la mujer arquetípica, el travesti-drag-transformista aparece en el escenario como una suerte de mujer superlativa filtrada por la mirada masculina (habitualmente homosexual) que no trata tanto de reproducirla fidedignamente sino de ‘crearla’”.
Si lo dijéramos desde Colombia, haciendo referencia al realismo fantástico, tendríamos que decir que el travestismo en la realidad pura de algo que parece ficción, que la peluquería es el laboratorio en el que se crea la realidad y la calle, el escenario en el artista se debate entre el dolor y la fama.
El “Travestiario tropical” es más que una exposición, es un proceso de visibilización. Sus fotografías y textos no son simplemente llamados de atención, se transforman en archivo corporal vivo, político, cultural, histórico; archivo que evidencia que sobrevivir a la violencia, en especial a las diversas formas de violencia que son comunes cuando eres una persona que transita, es un triunfo ante el sistema.
No hay nada más genuino que un Travestiario tropical
A la pregunta “Qué es lo real”, también se contesta, dijo Carlos Monsiváis, a: aquello que involucra sentimentalmente a públicos muy amplios, las atmósferas y los diálogos que odiamos y amamos al punto de la identificación plena, el cúmulo de circunstancias y productos teatrales, musicales, discográficos, radiofónicos, fílmicos, novelísticos, literarios, (fotográficos) que para sus frecuentadores son lo “genuino” porque los alejan de la mezquindad y la circularidad de las vidas irreales.
Nuestro realismo mágico se convierte en fantástico cuando las personas, en sus relatos corporales, logran, por fin, acercarse a lo que siempre han querido ser. Si hay algo verdaderamente genuino es una marica trepada en su fantasía hecha realidad.
El “Travestiario tropical” es precisamente real, mágico y fantástico. Las plumas, las lentejuelas, los enormes tacones, las pestañas postizas, los maquillajes y diseños de nuestres creadores tienen en esta exposición, abierta al público en este momento en Barranquilla, su propio hall de la fama y nuestres travestís, dragas, transformistas y otras marikas por fin adquieren el protagonismo que merecen al ser exhibidas sus fotografías en las paredes en una sala de arte.
Bien decía Agrado (el personaje de Almodóvar) que “una es más auténtica en cuanto más se parece a lo que siempre ha querido ser”; recalco aquí la idea de que la autenticidad no tiene que ver con ceñirse al “deber ser” sino acercarse a lo que siempre se ha querido ser.
En estos momentos en que el discurso Queer nos dice que la identidad NO es necesaria, bien vale la pena refirmar lo que yo afirmaba en 1998; que, el problema no está en tener identidad o no tenerla sino precisamente en “identicarse”; es decir, construirse de tal manera que uno pueda aspirar a ser auténtico al ser idéntico a lo que siempre se ha querido ser. Otra cosa es, que, en un país machista, falocrático, misógino, sexista y heterosexual como Colombia, a la gente le haya tocado estar siendo una copia falsa de sí mismoæs como una manera de protegerse de los enemigos de la paz y amigos del cristianismo.
Las marikas, en general, deben (debemos) acomodarse/nos a un nuevo lugar en la sociedad; a unas nuevas personas que emergen como neofamilia cuando la propia familia nos abandona, nos excluye y/o nos niega; a nuevos vínculos basados en el respeto, la solidaridad y el reconocimiento; a un trabajo que se restringe por la negativa social a la formación formal académica y se limita a la educación informal en la peluquería y a la estética de la belleza o generalmente al trabajo sexual como alternativa a la falta de oportunidades.
Si pensamos que las personas trans identitarias, no identitarias y post identitarias no son pensadas, generalmente, como sujetas de derechos o como personajes de la realidad nacional, esta exposición fotográfica es una pieza fundamental en la historia de Barranquilla y su cultura, en especial en este país que pareciera tener pinta de caballero pues, como dice el dicho popular, “no tiene memoria”.
La memoria histórica, de ella hace parte la memoria marica, adquiere una importante dimensión con las fotografías exhibidas, que como lo afirma (González, 21), potencia y posibilita el archivo colectivo, se hace memoria travestida, memoria transformista, memoria del deseo, memoria del cuerpo.
SExposición
Este proceso de visibilización no es un simple llamado de atención. Danny González Cueto, Massimiliano Carta, Hanner Sánchez aka Hanoi Utumayo, Rubén Barrios aka LaRubiFag,
Leonardo Charris aka Lea Leandro, Juan Carlos Dávila, Jhonny Briceño y todos loæs estilistas, maquilladoræs, diseñadoræs, vedettes, artistas plásticos, artistas visuales, fotógrafoæs, performers, escritoræs, narratrices, poetas y quienes prestaron su obra y sus archivos, convierten esta SExposición en algo más que la sumatoria de piezas de un álbum particular o familiar; las transforman en archivo corporal vivo, político, cultural, histórico; archivo que evidencia que sobrevivir a la violencia, en especial a las diversas formas de violencia que son comunes cuando se es una persona que transita; es un triunfo ante el sistema.
Nuestres travestís, dragas, transformistas y otras marikas se ven obligadoæs cotidianamente a ser víctimas de la homofobia, la lesbofobia y la transfobia, a los discursos de odio, a ser relegadoæs cual ciudadanoæs de segunda, cuando no de tercera clase. Esta representación y archivos de las prácticas del cuerpo en el Carnaval de Barranquilla es una prueba de la importancia de la lucha por la visibilidad de quienes deben ser ciudadanoæs de pleno derecho, porque una política pública nacional, departamental o local es realmente efectiva únicamente cuando todoæs seamos plenamente reconocidoæs en igualdad y en equidad y no como enfermoæs, pecadoræs y/o anormales.
La Sexposición está en sala del 4 de noviembre de 2021 hasta el 4 de abril de 2022 en las Salas del Agua y de la Tierra del Museo de Antropología en el Edificio de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, en el Barrio El Prado. Puede visitarse de 9 am a 5 pm de lunes a viernes. En lo posible debido a las medidas de bioseguridad por la pandemia COVID-19, lxs visitantes deben escribir al siguiente correo para agendar la visita sin contratiempos: infmaua@mail.uniatlantico.edu.co
Artículos Relacionados
0 comentarios :
Publicar un comentario