La directora de contenidos de La W radio no sufre por el qué dirán.
Camila Chaín es una mujer ´pila´, fiel a sus sentimientos, que se muestra como es y transmite lo que piensa; coherente, sus actos corresponden a lo que profesa. Es la voz líder de Mujeres W, equipo en el que no hay problemas ni envidias. "Hicimos el pacto de no pelear, y lo cumplimos. Nos respetamos los espacios y nuestras vidas. Todas somos diferentes y cada quien da su opinión real. ¡Somos amigas! Me encanta que quieran aprender, y además, como no les voy a quitar el novio, no hay líos".
Lo dice sin tapujos porque así como su equipo de trabajo tiene claro cuál es su preferencia sexual, igual ocurre con su familia, sus amigos y Julio Sánchez Cristo, su jefe, a quien se lo expuso ante millones de oyentes. "Era directora de la emisora 40 Principales en Barranquilla, que retransmitía la W. Un día debía entregar unos regalos y estaba enlazada cuando escuché que el tema era: ¿Ser lesbiana está de moda? Me quería morir porque algunos toman esto a la ligera y gente que ignora cosas empieza a opinar. Pedí permiso para hablar y dije que me parecía una falta de respeto, y que esto no era una moda sino una elección".
El resultado de esta arriesgada intervención que pudo costarle el puesto fue que el rey Midas de la radio quiso vincularla a su mesa de trabajo, como ocurrió hace seis años. "Es un hombre de mente abierta, que va a la vanguardia y te da libertades. Además tenemos en común el ser psicorrígidos, algo neuróticos y nos gusta todo bien hecho. Para mí, es un genio".
A los 19 años, Camila dejó el ‘clóset’ para vivir la vida y ser feliz.
"Supe lo que sentía desde que tenía uso de razón, siete años más o menos, pero no entendía. Después vino una etapa como de negación. Jamás tuve un acercamiento de tercer tipo con alguien ni me besé con otra niña. Sentía que era la única y me quedé muda.
En la universidad conocí a una persona con la que hubo química. Mi mamá comenzó a darse cuenta de que ya no andaba con mi círculo de amigos y, como siempre he sido muy responsable, me reclamó. Le contesté que salía con una niña, que había sentido esto desde muy pequeña pero que no había tenido la oportunidad y que quería ser feliz; que además ya era tarde por la edad que tenía. Dejé de preocuparme por lo que el mundo dijera y ya.
Ella me contestó algo hermoso y fue que no podía entenderme muy bien porque su crianza había sido la de una familia católica, apostólica y romana, y estas cosas se supone que no son bien vistas, pero que me apoyaba, que me amaba y me aceptaba. Me preguntó qué debía hacer ella para que yo fuera feliz. Lloramos, fue difícil, y poco a poco le contó a la familia. Hoy vivimos en paz y dichosos".
¿Tuvo acercamientos con hombres?
Sí, pero besitos y nada más; químicamente no funciona. Tuve novios, fuimos a cine, nos agarramos de la mano, pero nada más.
¿Ahora está enamorada?
Sí. Tengo una relación de cuatro años entre ires y venires que está en la mejor etapa; es abierta y la disfrutamos a plenitud con las familias y los amigos. No vivimos juntas, pero la presento como mi pareja. Aunque le expreso lo que siento, soy cuidadosa; no me gusta agredir a quienes ignoran cosas. Necesitamos más educación para que el común de la gente entienda lo que es esto.
¿Cómo le va con la suegra?
Nada mal, y casi siempre terminan queriéndome más que las novias.
¿Alguna vez su condición homosexual le ha puesto trabas en el camino?
He aprendido que no me puedo ofender por cosas que muestro, como, por ejemplo, que me digan que parezco un niño. ¡Me fascina mi masculino! Es mi lado fuerte, mi lado que se viste más hacia el hombre, que tiene el pelo corto. Más bien lo tomo como un cumplido porque me ven como quiero. Mi femenino está aquí también, soy muy consentida y no quiero dejar de ser mujer ni ser hombre.
Cuando salen juntas, ¿usted abre la puerta, corre la silla...?
Es maravilloso que en mi comunidad los roles se cambian y los desarrollamos todos, y si ella llega primero al carro, me abre la puerta, y si pasa lo contrario, pues lo hago yo. La gente siempre está inquieta con esto.
¿Será porque se tiene la duda de quién es la mujer y quién ‘hace las veces’ de hombre?
Somos dos hombres y dos mujeres. Todos tenemos masculino y femenino, pero muchos no lo desarrollan. Este es un juego de roles muy divertido.
¿Qué opina de la controversia generada alrededor del matrimonio entre parejas del mismo sexo?
No soy activista porque no soy experta ni conozco leyes, pero mi posición es que todos los seres debemos vivir libremente. Le profeso un odio profundo al señor procurador (Alejandro Ordóñez). Me parece que este es un caso de ignorancia, y mi posición es que Dios nos ama a todos por igual y que deberíamos dejar de estar discutiendo por estos temas. Cada uno que se case con quien quiera y que prime el amor. Eso no debería agredir a otros.
¿Quiere casarse?
Sí, y aquí. No quiero huir para ser feliz. Peleamos por el tema de los derechos. Lindo entrar a la iglesia vestida de blanco, pero si no se puede, pues se hace otro ritual, en la playa y de otra forma. No hay lío. Pero sí quisiera que se reconociera a mi pareja como tal y amar con libertad.
¿Se ve en la notaría firmando la unión con su pareja?
Sí. Voy a donde tenga que ir.
¿Quiere tener hijos?
¡Sí!
Cuando piensa en esto, ¿en qué condición lo haría?
Pienso en todas las alternativas. La adopción es una de ellas; también quisiera tenerlo yo, porque soy absolutamente maternal y me encantaría vivir ese proceso en mi cuerpo. Con la que más sueño es con que mi óvulo vaya inseminado a la barriguita de mi pareja y que pueda decir a boca llena que es un hijo de las dos. Seguramente ella en su proceso de gestación le podrá dar muchas cosas al bebé y el óvulo es mío. Hasta hoy es la forma más cercana de sentir que ese hijo es de ambas.
La gente se opone por temor a que los niños se vuelvan gais...
La esencia de la familia es el amor, y después de que eso sea así, todo marcha. Nadie se vuelve nada. Todo el mundo es y yo soy. Conozco muchas familias gais con hijos y son niños abiertos, respetuosos, libres, que harán un mejor futuro sin juzgar a la gente porque se van a amar tal y como son. Vengo de un hogar heterosexual y soy homosexual, entonces no entiendo esta pelea social. Mi papá es un hombre muy macho y soy así, y mis hermanos son heterosexuales. En la TV han presentado programas sobre este tema y hay un caso de gemelos idénticos y a uno le gustan las mujeres y al otro no.
Es una mujer sensible, es fotógrafa también y ahora trabaja en un proyecto para TV…
Me gusta la TV en vivo; la hice en Barranquilla y me quedó gustando. El proyecto es social y es con Visión Mundial. Vamos a hacer un reality con la gente que apadrine niños de bajos recursos. La idea es entender su realidad, sus necesidades, para generar más ayudas. Vamos a hacer el piloto y estamos trabajando en eso.
Por CRISTINA ESTUPIÑÁN para Revista Elenco- El Tiempo
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