¿No te gustaría cruzar el mar y venir a casa de nuevo?
Por Manuel Velandia Mora*
Pensamos en lo doloroso que es el exilio, suele reflexionarse desde la óptica de las víctimas, pero hay otras víctimas invisibles que casi nunca aparecen, las que acompañan desde el amor, las que se ven obligadas a vivir separadas porque al tomar la persona amada la decisión de partir para conservar la vida, el vacío en la espalda, la cama fría y la falta del abrazo se hacen insoportables.
En Colombia están registradas más de nueve millones de personas como víctimas del conflicto armado interno, un 18,2% de la población del país se ha visto afectada directamente, motivo más que suficiente para que en el marco del Acuerdo de Paz se encuentren en el centro, a fin de restablecer sus derechos, reparar y no olvidar, pero no aparecen como víctimas los millones de corazones rotos que la guerra está dejando a su paso.
No hay reparación integral para el amante abandonado, ninguna indemnización monetaria alcanza el valor de los abrazos perdidos, nadie podrá jamás restituir unos bienesque ni siquiera han sido pensados. No hay acciones para devolverles su dignidad, su memoria, recuperar la verdad y crear las condiciones para que hechos como los que sufrieron no vuelvan a repetirse.
Corazón roto
Las lágrimas brotan sin cesar,
como ríos de tormenta,
arrasando todo a su paso,
ya no hay consuelo,
solo dolor y desencanto.
La herida sangrante y sin consuelo,
es apenas un susurro en la soledad.
No hay vendas elásticas para el corazón,
no es posible la reparación integral
de la palpitante víscera desquebrajada,
partida en mil pedazos.
No hay cura mágica que pueda sanar,
lo que la guerra en su esencia ha separado.
No se puede coser con hilos de esperanza,
la herida profunda,
que deja el amor desvanecido.
Solo queda la nostalgia,
la huella marcada por siempre,
los suspiros melodiosos de luna llena.
El hilo de esperanza se ha roto,
la aguja de ilusiones se ha perdido en el abismo.
No se puede renacer con hilos de valentía,
transformar la cicatriz en obra de arte,
ni bordar la vida con hilachas de coraje,
nunca alcanzaremos la historia superada.
Grabado con intaglio, (España, 2016), Manuel Antonio Velandia Mora
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