El Vaticano da un paso hacia la inclusión: Comunidad LGBT+ en el Año Santo 2025
En un acontecimiento histórico que refleja una mayor apertura de la Iglesia católica, el Vaticano ha incluido una peregrinación organizada por católicos LGBT+ en el calendario oficial del Jubileo 2025. Este gesto ha sido celebrado como un avance en el diálogo entre la fe y la diversidad.
Por Redacción @OrgulloLGBT
La actividad, liderada por la asociación italiana La Tenda di Gionata (La Tienda de Jonathan), se realizará los días 5 y 6 de septiembre de 2025. Con el lema «redescubrir que todos somos hijos e hijas en camino hacia el Padre», la peregrinación culminará en la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, símbolo espiritual del Año Santo. La jornada incluye momentos especiales en la histórica iglesia del Gesù y finalizará en el mismo lugar, donde se encuentran los restos de San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas.
El pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización y organizador del Jubileo, Rino Fisichella, confirmó el acto subrayando que "todos son bienvenidos". Este mensaje, aunque aún genera controversia en ciertos sectores conservadores, resalta un esfuerzo significativo por integrar a la comunidad LGBT+ dentro del marco espiritual y de reconciliación del Año Santo.
La inclusión de este evento no implica un patrocinio directo del Vaticano, como aclaró su portavoz Agnese Palmucci, pero su presencia en el calendario oficial es un gesto que no pasa desapercibido. Desde hace años, asociaciones como La Tenda di Gionata han acompañado a las personas LGBT+ en su camino de fe, promoviendo espacios de acogida y entendimiento dentro de la Iglesia.
El Jubileo 2025, que se extenderá del 24 de diciembre de 2024 al 6 de enero de 2026, promete ser una oportunidad única para reflexionar sobre el significado de la misericordia y la inclusión en el mundo contemporáneo. La diversidad de posturas frente a este acto, contrastada con la marginación de las personas LGBT+ en países como Rusia, pone en evidencia el papel transformador que la Iglesia puede jugar en la construcción de un espacio de encuentro y diálogo global.
Este evento no solo reafirma el compromiso de algunos sectores de la Iglesia con la inclusión, sino que también marca un hito en el camino hacia una fe más abierta, capaz de abrazar las diferencias y fortalecer la espiritualidad de todas las personas. Sin duda, una señal esperanzadora para el futuro.
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