En las vísperas del Día Mundial del Sida,
ONUSIDA pide apoyo urgente para que las comunidades lideren la lucha para poner fin al sida
Un nuevo informe de ONUSIDA demuestra el papel fundamental que desempeñan las comunidades en la respuesta al VIH y cómo la financiación insuficiente y las barreras perjudiciales están impidiendo su trabajo para salvar vidas y obstaculizan acabar con el sida.
LONDRES/GINEBRA, 28 de noviembre de 2023. A medida que se acerca el Día Mundial del Sida (1 de diciembre), ONUSIDA insta a los gobiernos de todo el mundo a liberar el poder de las comunidades locales para liderar la lucha para poner fin al sida. Un nuevo informe de ONUSIDA, Que lideren las comunidades, muestra que el sida puede dejar de ser una amenaza para la salud pública antes de 2030, pero solo si las comunidades de primera línea reciben todo el apoyo necesario de los gobiernos y los donantes.
«Las comunidades de todo el mundo han demostrado que están preparadas y dispuestas y que son capaces de liderar la ruta a seguir. Pero necesitan eliminar las barreras que obstaculizan su trabajo y disponer de los recursos adecuados para poder ampliar su contribución», afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Con demasiada frecuencia, los responsables de la toma de decisiones tratan a las comunidades como problemas que deben gestionarse, en lugar de ser reconocidas y apoyadas como líderes. Las comunidades no se interponen en la ruta a seguir, sino que iluminan la ruta para poner fin al sida».
El informe, presentado en Londres durante un evento del Día Mundial del Sida encabezado por la organización de la sociedad civil STOPAIDS, muestra cómo las comunidades han sido la fuerza impulsora del progreso.
La defensa de la comunidad desde las calles hasta los tribunales y los parlamentos ha garantizado cambios revolucionarios en la política. La campaña de las comunidades ayudó a abrir el acceso a los medicamentos genéricos para el VIH, lo que condujo a reducciones considerables y sostenidas en el coste del tratamiento antirretroviral de 25 000 USD por persona y año en 1995 a menos de 70 USD en muchos de los países más afectados por el VIH a día de hoy.
Que lideren las comunidades muestra que invertir en programas contra el VIH dirigidos por la comunidad aporta beneficios transformadores. Establece cómo los programas realizados por organizaciones comunitarias en Nigeria se asociaron con un aumento del 64 % en el acceso al tratamiento del VIH, una duplicación de la probabilidad de uso de los servicios de prevención del VIH y un aumento cuádruple en el uso constante del preservativo entre las personas en riesgo de contraer el VIH. Señala también cómo entre los trabajadores sexuales, a los que llegó un paquete de intervenciones entre iguales en la República Unida de Tanzania, la tasa de incidencia del VIH se redujo a menos de la mitad (5 % frente al 10,4 %).
«Somos el vehículo del cambio que puede poner fin a las sistemáticas injusticias que siguen impulsando la transmisión del VIH. Hemos visto desarrollos revolucionarios con U=U, hemos mejorado el acceso a los medicamentos y hemos hecho grandes avances en la descriminalización», afirmó Robbie Lawlor, cofundador de Access to Medicines Ireland. «Sin embargo, se espera de nosotros que movamos montañas sin ningún apoyo financiero. Se supone que luchamos por un mundo más equitativo y tenemos la tarea de desmantelar el estigma, pero nos dejan fuera de debates que son cruciales. Estamos en un punto de inflexión. Las comunidades ya no pueden relegarse a la periferia. Ahora es el momento del liderazgo».
El informe destaca cómo las comunidades están a la vanguardia de la innovación. En Windhoek, Namibia, un proyecto autofinanciado por el Grupo de Capacitación de la Juventud está utilizando bicicletas eléctricas para proporcionar medicamentos contra el VIH, alimentos y apoyo a los jóvenes para comprobar que siguen las normas necesarias, ya que a menudo no pueden asistir a las clínicas debido a sus horarios escolares. En China, las organizaciones comunitarias desarrollaron aplicaciones para teléfonos inteligentes que facilitan el autodiagnóstico, lo que contribuyó a que el aumento de las pruebas del VIH fuese casi cuatro veces mayor en todo el país entre 2009 y 2020.
El informe revela cómo las comunidades también están haciendo que los proveedores de servicios sean responsables. En Sudáfrica, cinco redes comunitarias de personas que viven con el VIH inspeccionaron 400 centros en 29 distritos y realizaron más de 33 000 entrevistas con personas que viven con el VIH. En la provincia del Estado Libre, estos resultados llevaron a los funcionarios de salud provinciales a implementar nuevos protocolos de citas para reducir los tiempos de espera en la clínica y dispensar medicamentos antirretrovirales para períodos de tres y seis meses.
A pesar de la clara evidencia de impacto dirigido por la comunidad, las respuestas dirigidas por la comunidad no son reconocidas, tienen pocos recursos y, en algunos lugares, incluso están en el punto de mira. La represión de la sociedad civil y de los derechos humanos de las comunidades marginadas dificulta que las comunidades proporcionen servicios de prevención y tratamiento del VIH. La subfinanciación de las iniciativas lideradas por la comunidad hace que tengan dificultades para seguir operando y les impide expandirse. Si se eliminan estos obstáculos, las organizaciones lideradas por la comunidad pueden añadir un impulso aún mayor para poner fin al sida.
En la Declaración política de 2021 para poner fin al sida, los Estados miembros de las Naciones Unidas reconocieron el papel crítico que desempeñan las comunidades en la prestación de servicios para el VIH, especialmente a personas en mayor riesgo de contraerlo. Sin embargo, mientras que en 2012, cuando más del 31 % de la financiación del VIH se canalizó a través de organizaciones de la sociedad civil, diez años más tarde, en 2021, solo el 20 % de la financiación para el VIH estaba disponible, un retroceso sin precedentes en los compromisos que ha costado y sigue costando vidas.
«En estos momentos, la acción liderada por la comunidad es la contramedida más importante en la respuesta al sida», dijo Solange Baptiste, directora ejecutiva de la Coalición Internacional de Preparación para el Tratamiento. «Sin embargo, sorprendentemente, no es una piedra angular de los planes, agendas, estrategias o mecanismos de financiación globales para mejorar la preparación y la salud de todos ante la pandemia. Es hora de cambiar eso».
Cada minuto se pierde una vida por el sida. Cada semana, 4000 niñas y mujeres jóvenes se infectan con el VIH, y de los 39 millones de personas que viven con el VIH, 9,2 millones no tienen acceso a tratamientos que salven vidas. Existe un camino que pone fin al sida. Se puede acabar con el sida antes de 2030, pero solo lo conseguiremos si las comunidades lideran.
ONUSIDA insta a: Convertir los roles de liderazgo de las comunidades en el núcleo de todos los planes y programas para el VIH; financiar los roles de liderazgo de las comunidades de forma completa y fiable; y eliminar las barreras a los roles de liderazgo de las comunidades.
El informe incluye nueve ensayos de invitados de líderes comunitarios, en los que comparten su experiencia sobre los logros que han alcanzado, las barreras a las que se enfrentan y lo que el mundo necesita para poner fin al sida como amenaza para la salud pública.
Últimas estadísticas sobre el estado de la epidemia de sida
Estadísticas mundiales sobre el VIH
39 millones [33,1 millones-45,7 millones] de personas en todo el mundo vivían con el VIH en 2022.
1,3 millones [1 millón-1,7 millones] de personas se infectaron por el VIH en 2022.
630 000 [480 000-880 000] personas murieron de enfermedades relacionadas con el sida en 2022.
29,8 millones de personas accedían a la terapia antirretroviral en 2022.
85,6 millones [64,8 millones-113,0 millones] de personas se han infectado por el VIH y 40,4 millones [32,9 millones-51,3 millones] han muerto por enfermedades relacionadas con el sida desde el inicio de la epidemia.
Personas que viven con el VIH
En 2022, había 39 millones [33,1 millones-45,7 millones] de personas que vivían con el VIH.
37,5 millones [31,8 millones-43,6 millones] de adultos (15 años o más).
1,5 millones [1,2 millones-2,1 millones] de niños (0-14 años).
El 53% de todas las personas que viven con el VIH son mujeres y niñas.
El 86% [73- >98%] de todas las personas que viven con el VIH conocían su estado serológico en 2022.
Personas seropositivas que reciben terapia antirretroviral
A finales de diciembre de 2022, 29,8 millones de personas (el 76% [65-89%] de todas las personas seropositivas) recibían tratamiento antirretroviral, frente a los 7,7 millones de 2010.
El 77% [65-90%] de los adultos mayores de 15 años tenían acceso al tratamiento; sin embargo, sólo el 57% [44-78%] de los niños de 0 a 14 años tenían acceso.
El 82% [69-95%] de las mujeres de 15 años o más tenían acceso al tratamiento; sin embargo, sólo el 72% [60-84%] de los hombres de 15 años o más tenían acceso.
En 2022, el 82% [64-98%] de las mujeres embarazadas que vivían con el VIH tenían acceso a medicamentos antirretrovirales para prevenir la transmisión del VIH a sus hijos.
9,2 millones de personas seropositivas no tenían acceso a tratamiento antirretroviral en 2022.
Nuevas infecciones por VIH
Las nuevas infecciones por VIH se han reducido en un 59% desde el pico alcanzado en 1995.
En 2022, 1,3 millones [1 millón-1,7 millones] de personas se infectaron por el VIH, frente a 3,2 millones [2,5 millones-4,3 millones] en 1995.
Las mujeres y las niñas representaron el 46% de todas las nuevas infecciones en 2022.
Desde 2010, las nuevas infecciones por VIH se han reducido en un 38%, pasando de 2,1 millones [1,6 millones-2,8 millones] a 1,3 millones [1 millón-1,7 millones] en 2022.
Desde 2010, las nuevas infecciones por el VIH entre los niños se han reducido en un 58%, pasando de 310 000 [210 000-490 000] en 2010 a 130 000 [90 000-210 000] en 2022.
Muertes relacionadas con el sida
Las muertes relacionadas con el sida se han reducido en un 69% desde el pico alcanzado en 2004 y en un 51% desde 2010.
En 2022, alrededor de 630 000 [480 000-880 000] personas murieron de enfermedades relacionadas con el sida en todo el mundo, frente a los 2,0 millones [1,5 millones-2,8 millones] de 2004 y los 1,3 millones [970 000-1,8 millones] de 2010.
La mortalidad relacionada con el sida ha disminuido un 55% entre las mujeres y las niñas y un 47% entre los hombres y los niños desde 2010.
Mujeres y niñas
A nivel mundial, el 46% de las nuevas infecciones por VIH se produjeron entre mujeres y niñas en 2022.
En el África subsahariana, las adolescentes y las mujeres jóvenes representaban más del 77% de las nuevas infecciones entre los jóvenes de 15 a 24 años en 2022.
En el África subsahariana, las adolescentes y las mujeres jóvenes (de 15 a 24 años) tenían más del triple de probabilidades de contraer el VIH que sus compañeros varones en 2022.
Cada semana, 4000 adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años se infectaron por el VIH en todo el mundo en 2022. 3100 de estas infecciones se produjeron en el África subsahariana.
En 2021, sólo alrededor del 42% de los distritos con alta incidencia del VIH en África subsahariana contaban con programas específicos de prevención del VIH para adolescentes y mujeres jóvenes.
Grupos de población clave
A escala mundial, la prevalencia media del VIH entre la población adulta (15-49 años) era del 0,7%. Sin embargo, la prevalencia media era mayor entre los grupos de población clave:
2,5% entre los profesionales del sexo
7,5% entre los gays y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres
5,0% entre los consumidores de drogas inyectables
10,3% entre las personas transexuales
1,4% entre los reclusos.
Pruebas y objetivos de tratamiento (95-95-95)
En 2022, el 86% [73- >98%] de todas las personas que vivían con el VIH conocían su estado serológico. Entre las personas que conocían su estado serológico, el 89% [75- >98%] recibía tratamiento. Y entre las personas que accedían al tratamiento, el 93% [79- >98%] estaban viralmente suprimidas.
Entre todas las personas que vivían con el VIH, el 86% [73- >98%] conocía su estado serológico, el 76% [65-89%] recibía tratamiento y el 71% [60-83%] tenía supresión viral en 2022.
Cinco países -Botsuana, Eswatini, Ruanda, la República Unida de Tanzania y Zimbabue- habían alcanzado los objetivos 95-95-95 para 2022.
Financiación
En 2022 se disponía de un total de 20 800 millones de dólares (dólares constantes de 2019) para programas de VIH en países de ingresos bajos y medios, un 2,6% menos que en 2021 y muy por debajo de los 29 300 millones de dólares necesarios para 2025.
Alrededor del 60% de los recursos disponibles en 2022 procedían de fuentes nacionales, frente a alrededor del 50% en 2010.
La reducción de los recursos disponibles para el VIH en 2022 se debe al descenso de la financiación tanto internacional como nacional. Los 8.300 millones de dólares de financiación externa para el VIH en 2022 fueron un 3% inferiores a los de 2021. Al mismo tiempo, la financiación nacional está disminuyendo.
La financiación bilateral del Gobierno de los Estados Unidos constituyó el 58% de toda la ayuda internacional para el VIH, mientras que los desembolsos del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria representaron alrededor del 29%. Otros donantes internacionales aportaron el resto, pero ese porcentaje ha disminuido considerablemente, de aproximadamente 3.000 millones de dólares en 2010 a 1.200 millones en 2022, lo que supone un descenso del 61%.
Se calcula que en 2022 había un déficit de financiación del 90% para los programas de prevención del VIH entre personas de grupos de población clave, en comparación con la financiación necesaria para 2025.
ONUSIDA
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
QUE LIDEREN LAS COMUNIDADES
Para poner fin al sida, el mundo necesita que las comunidades vayan en cabeza. Las organizaciones de comunidades que viven con el VIH, que corren el riesgo de contraerlo o que se han visto de alguna manera afectadas por el virus están en la primera línea de la lucha para progresar en la respuesta al VIH. Las comunidades conectan a las personas con los servicios de salud pública centrados en las personas, generan confianza, innovan, supervisan la implementación de políticas y servicios, y responsabilizan a los proveedores.
Sin embargo, las comunidades van siendo cada vez más privadas de su liderazgo. Los recortes en la financiación, los obstáculos políticos y legislativos, las limitaciones de capacidad y las normas restrictivas para la sociedad civil y los derechos humanos de las comunidades marginadas están obstaculizando el progreso de los servicios de prevención y tratamiento del VIH. Si se eliminan todos estos obstáculos, las organizaciones lideradas por la comunidad podrán aportar un impulso aún mayor a la respuesta mundial al VIH, avanzando hacia el fin del sida.
Este Día Mundial del Sida es más que un mero homenaje a los logros de las comunidades; es un llamamiento a la acción para habilitar y apoyar a las comunidades en sus puestos de liderazgo. En el Día Mundial del Sida 2023 se destacará que, para liberar todo el potencial del liderazgo de las comunidades para conseguir el fin del sida:
Los roles de liderazgo de las comunidades deben ser fundamentales en todos los planes y programas para el VIH y durante su formulación, elaboración de presupuestos, puesta en marcha, seguimiento y evaluación. «Nada para nosotros sin nosotros».
Las funciones de liderazgo de las comunidades deben financiarse de forma completa y fiable para permitir la ampliación necesaria, y han de contar siempre con el apoyo y la remuneración adecuados. «No poner fin al sida es más caro que acabar con él».
Es necesario eliminar las barreras a los roles de liderazgo de las comunidades. Se necesita un entorno normativo propicio que facilite el papel de las comunidades en la prestación de servicios para el VIH, garantice el espacio social civil y proteja los derechos humanos de todos, incluidas las comunidades marginadas, para avanzar en la respuesta global al VIH. «Eliminar las leyes que perjudican, crear leyes que empoderan».
Las comunidades están liderando el Día Mundial del Sida y, en todo el mundo, están dando forma a los acontecimientos y adaptando los llamamientos detallados a sus necesidades específicas. Mediante las fotos y los vídeos compartidos por los grupos en las redes sociales y subidos por ONUSIDA, las personas podrán hacerse una idea de los muchos y variados eventos que tendrán lugar, dejarse inspirar por la determinación y la esperanza, y escuchar las llamadas a la acción de las comunidades.
Dado que el cambio no depende de un momento, sino de un movimiento, el mensaje «Que lideren las comunidades» no solo sonará un día. Estará en el centro de las acciones que se desarrollarán a lo largo de noviembre, entre ellas la publicación del Informe del Día Mundial del Sida (titulado Que lideren las comunidades) a finales de noviembre, llegará a su punto más alto el 1 de diciembre coincidiendo con el Día Mundial del Sida, y seguirá resonando a lo largo de todo diciembre y más adelante.
«El fin del sida es posible, está a nuestro alcance —afirma Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA—. Para seguir el camino que pone fin al sida, el mundo debe dejar que las comunidades asuman el liderazgo».
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