Corazón Borrado, un drama más allá de una película
Bastan los primeros 10 minutos de este film para hacernos sentir el dolor experimentado por un adolescente homosexual cuando es insertado en un programa terapéutico de rehabilitación para su sexualidad. Basado en la autobiografía Boy Erased, del actor estadounidense Garrard Conley, “Corazón borrado” muestra la historia de Jared, el hijo de un ministro bautista, quien tras revelar su orientación sexual a sus padres, es llevado a un campo de conversión antigay cristiano, donde vivirá una experiencia que le marcará, y a la vez le ayudará a quererse más a sí mismo.
Por Harold Sánchez*
El personaje principal en este largometraje está a cargo de Lucas Hedges, quien da una interpretación convincente de un chico que duda sobre su sexualidad pero a la vez sobre la terapia de conversión, aunque igual acepta entrar al programa para satisfacer a sus padres y, muy en el fondo, esperanzado en que tal vez podría cambiar.
También en esta obra cinematográfica se encuentran Nicole Kidman y Rosell Crow como los padres de Jared, quienes a pesar de todo el amor que sienten por su hijo, deciden enviarlo al campo de conversión para “curarlo”, ignorantes de su error; Joel Edgerton (quien también funge como director) en el rol de Victor Sykes, el director del campo de conversión y quien afirma haber sido “curado”; y Troye Sivan como Gary, un compañero de Jared en la terapia, otro chico forzado a ingresar al programa pero que en el fondo mantiene sus convicciones.
Respecto a su rol en este film, Sivan dijo haber visto reflejada en la trama “su peor pesadilla”. “Tuve que salirme un poco de mi mundo para crear este personaje. Construimos una historia donde este chico ha estado viviendo un estilo de vida abiertamente gay y termina siendo sacado de ahí y puesto en el programa. Sin embargo, él mantiene su ingenio y autoconfianza.”
Momento inolvidable para todo chico gay
El film muestra parte de los estragos psicológicos causados por estas terapias, así como por la incomprensión familiar y social: ataques de ansiedad, autoodio, desesperación, inseguridad, llanto, crisis existenciales y hasta suicidio, pero también ilustra ese momento lindo cuando un chico inocente experimenta por primera vez el sostener la mano de otro, descubriendo una sensación que le produce bienestar y nada más.
Ese momento de nerviosismo, duda y curiosidad, de experimentar, es mostrado impecablemente por Lucas Hedges y Theodore Pellerin en dicha escena, transmitiendo ese sentimiento de inocencia y a la vez de atrevimiento a hacer aquello que se les ha enseñado previamente como prohibido. En pocas palabras: cualquier chico gay se siente identificado y se tele transporta a ese tiempo cuando vivió el suyo.
Es en esta escena donde entra el tema musical Revelation, compuesto e interpretado por Troye Sivan para el film, porque precisamente ese instante de descubrimiento es una revelación para el personaje, tal y como lo es para cualquier chico gay en la vida real. Esta parte es ilustrada perfectamente en la trama.
Pesadilla de todo gay
Por otro lado, el espectador puede ver (y hasta sentir) el terror en los ojos de los personajes. Algunas escenas están cargadas de un ambiente tan pesado que genera impotencia en la audiencia, impotencia de ver cómo estos chicos son obligados a hacer algo que no les gusta y a ser alguien diferente a ellos mismos.
Lo peor de toda esa historia, es que está basada en hechos reales. Garrard Conley vivió en carne propia los hechos allí ilustrados y sufrió los efectos psicológicos resultantes. En entrevistas concedidas a la prensa, el ahora escritor ha reseñado su experiencia como una “tortura” en la cual lo obligaron a entregar sus objetos personales, incluyendo un cuaderno con pequeños relatos que había escrito y del cual varias páginas fueron arrancadas por considerarlas insinuadoras de homosexualidad.
Peter Price, presentador de radio británico, comparte su propia experiencia en una terapia de conversión describiéndola como una “tortura” de la cual escapó. A los 18 años, Price entró a una clínica psiquiátrica situada en Chester, Inglaterra, donde fue sometido a una terapia por aversión que consiste en someter al paciente a una estimulación sexual generada por una experiencia desagradable. Aparte de dejarle recuerdos traumáticos, el tratamiento no funcionó, pues Peter, a sus 72 años, aún se considera un hombre gay. “Después de esto, decidir cambiar de vida y asumir quien era”, confiesa.
Las historias de Peter y Garrard son también las de millones de jóvenes sometidos a estas terapias de conversión que, además de no lograr su cometido, dejan heridas psicológicas y causan daños irreparables en muchos casos.
Cintas como Corazón Borrado nos alertan sobre estas situaciones para que seamos conscientes sobre los daños causados a miembros de la comunidad LGBTI, quienes, por encima de cualquier orientación sexual, son seres humanos. Asimismo, también nos alerta sobre cómo la sociedad está aún a kilómetros de aceptar los diferentes tipos de sexualidad existentes, pues el machismo, la ignorancia y las tradiciones antiguas con basamento frágiles siguen imperando todavía en la actualidad.
La película nos motiva a hacernos esta pregunta: ¿Qué proyectamos como sociedad hacia los chicos y chicas homosexuales? ¿Terror? ¿Aceptación? ¿Creamos inseguridad en ellos por la forma en la cual los tratamos? ¿Es justo para una persona joven con muchas capacidades vivir aterrorizada con ser discriminada solamente por ser quien es? ¿Queremos realmente destruir vidas por negarnos a aceptar las diferencias de otros? Ante todo esto es necesario tomar en cuenta que el odio hacia las personas sexo diversas es el mismo odio que ha causado guerras, destrucción, miseria y acabado con tantas vidas inocentes y comunidades enteras.
Si aún no han visto el film, vayan a la sala de cine más cercana y disfruten una historia que cambiará su perspectiva sobre la sexo diversidad y la juventud LGBTI.
*Por Harold Sánchez, Periodista
@haroldesv_
Periodista Locutor Animador
Blogger bilingüe de cine y cultura pop
Blog en español👉 http://haroldupdated.blogspot.com
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