Redes sociales: una mirada desde la autenticidad y el autocuidado
“Sé tú mismo; todos los demás ya están ocupados” Oscar Wilde
Por: Carlos Bueno y Diego Cardona*
Las experiencias que vivimos hoy en día suelen ser, en muchas ocasiones, superficiales, en gran parte por la influencia de las redes sociales en nuestra forma de actuar. Mucho de lo que vemos en la web lo idealizamos, al punto de querer imitarlo para parecernos a aquello que admiramos. Sin embargo, es importante recordar que cada día tiene su propio ritmo y que aquello que se muestra en redes sociales suele ser una versión editada —y muchas veces distorsionada— de la realidad.
En ese orden de ideas, las redes sociales suelen carecer, con frecuencia, de honestidad, pues solo revelamos lo que queremos mostrar a la audiencia. Por esta razón, el bienestar psicosocial de las personas se ve comprometido a la hora de responder a expectativas propias y/o externas, actuando con frecuencia para cumplir objetivos dictados por una sociedad que premia las apariencias más que la verdad y la autenticidad.
Hablar del impacto de las redes sociales en nuestro comportamiento también implica dialogar sobre identidad y autoaceptación. Esto es especialmente relevante para la comunidad LGBTIQ+, donde muchas personas atraviesan procesos profundos de afirmación y aceptación personal. En ese camino, la constante comparación con lo que se muestra en redes puede debilitar la autoestima y desviar el foco de lo esencial: ser uno mismo. Cuando estás trabajando por habitar tu verdad, no necesitas ajustarte a versiones filtradas ni a moldes ajenos. Se trata de abrazar tu autenticidad sin comprometer tus valores ni tu bienestar emocional.
Los estereotipos de éxito, belleza y felicidad que predominan en las redes sociales —y que, en ocasiones, también se replican dentro de la misma comunidad— nos invitan a una profunda reflexión. No todos los cuerpos tienen que estar marcados ni todas las relaciones deben ser perfectas. La verdadera riqueza está en la diversidad que se expresa en distintos planos: emocional, físico y, por supuesto, espiritual.
Está claro que las redes sociales en sí mismas no son el problema; el verdadero desafío surge cuando permitimos que ellas definan cómo actuamos y quiénes somos. Usarlas puede ser una fuente de diversión, aprendizaje y conexión, pero la dependencia hacia ellas puede afectar la forma en que percibimos nuestra propia identidad. El reto está en aprender a usar la tecnología de manera consciente, para que no impacte negativamente en nuestro bienestar emocional y mental.
Si bien las redes sociales son parte de nuestro presente, también necesitamos aprender —y reaprender— a gestionar nuestros deseos frente a ellas. No se trata de eliminarlas o dejarlas de lado, sino de usarlas con un enfoque más realista, tomando decisiones voluntarias desde nuestro verdadero yo y no desde el ego condicionado por lo que otros muestran o publican. Nuestros objetivos deben pactarse con nuestro interior, no con las expectativas externas. Al respetar nuestras convicciones y creencias, cultivamos un bienestar integral que abarca lo psicológico, lo físico y lo social.
El bienestar del que tanto se habla en esta columna tiene que ver con ocuparse en vez de preocuparse. Es ocuparse de mover el cuerpo, de acariciarlo, de regalarte un masaje, de escucharlo y respetarlo. Cuando tratas a tu cuerpo con amabilidad, cuidado y presencia, lo demás empieza a fluir de forma más natural. Así que muévete, camina, haz deporte, practica yoga, pilates, estira, respira, medita, corre, salta, baila, ve al río… haz lo que realmente te gusta. Verás cómo tu vida se transforma poco a poco, sin necesidad de ajustarte a los estándares irreales de “perfección” promovidos por las redes sociales.
La invitación es a usar la tecnología con propósito y de forma consciente. Esto implica hacer limpiezas digitales regularmente, establecer límites en el tiempo que dedicamos a las redes sociales y ser creativos y proactivos al momento de crear contenido. También significa compartir información que aporte valor y no genere confusión. Usar las redes con intención requiere transformar nuestra relación con ellas: dejar de ser consumidores pasivos o víctimas de la comparación constante, para convertirnos en agentes activos y conscientes del contenido que publicamos.
Al hacer una limpieza en nuestras redes, activar la inteligencia emocional puede ser clave. Nos ayuda a dejar de seguir cuentas que nos hacen sentir insuficientes o que promueven estereotipos de belleza que no se alinean con nuestro estilo de vida. En su lugar, podemos seguir perfiles que celebren la diversidad de manera auténtica y saludable —ya sea racial, de género, corporal— y que promuevan el bienestar, el autocuidado y la salud mental. En resumen: cuentas que inspiren desde la honestidad y los valores.
Antes o durante nuestra interacción en redes sociales, podemos hacernos preguntas poderosas que nos ayuden a usarlas con mayor conciencia: ¿Qué quiero encontrar aquí? ¿Estoy buscando inspiración, aprendizaje, conexión o simplemente entretenimiento? ¿Me siento emocionalmente bien para entrar a esta red en este momento?
Para finalizar, te invitamos a crear comunidades reales, a tejer redes más allá de las pantallas del computador o el celular, redes que conecten de manera auténtica y armoniosa, espacios donde podamos ser nosotros mismos sin necesidad de filtros ni mensajes adornados.
El autocuidado no solo implica sentirse bien; también requiere ocuparse activamente de nuestro bienestar: del cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu. Aprender a escuchar nuestro cuerpo con respeto y cariño es fundamental. Cuando meditamos, hacemos yoga, ejercitamos el cuerpo, nos alimentamos de manera consciente y disfrutamos cada día, nuestra vida se transforma de forma armoniosa. Así pues, no necesitamos seguir estándares irreales de perfección para habitar nuestra verdad con autenticidad.
*Para escribir esta reflexión he invitado a Diego Cardona, trabajador social, profesor de yoga, miembro activo de la comunidad LGBTIQ+, interesado en el bienestar biopsicosocial (cuerpo, mente y lo social).
Instagram: @diegobienestar_
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Carlos Bueno
Autor del libro “Ligeros de Equipaje” coach de vida, comunicador social, especialista en gerencia social, certificación en mindfulness, podcaster, facilitador de talleres de bienestar.
Instagram: @carlosbuenocoach
Spotify: Ligeros de Equipaje – Carlos Bueno
IG: @maobg_70
Te invito a seguirme en el perfil de Instagram: @carlosbuenocoach, a escuchar los podcast de Spotify: Ligeros de Equipaje – Carlos Bueno y, por supuesto, a adquirir el libro Ligeros de Equipaje -21 enseñanzas- en las principales librerías de Colombia.
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