25 de noviembre: Una lucha que abraza a todas las mujeres
- En un día como hoy, debemos recordar que la erradicación de la violencia comienza con la educación, el fortalecimiento de las redes de apoyo y la exigencia de justicia.
Por Ricardo Montenegro Vásquez*
El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, no es solo una fecha en el calendario, sino un llamado urgente a reconocer, denunciar y erradicar las múltiples formas de violencia que afectan a mujeres y personas de género diverso en todo el mundo. Este día, consagrado por las Naciones Unidas desde 1999, encuentra su origen en una historia profundamente conmovedora: la de las hermanas Mirabal.
Un poco de historia: El legado de las hermanas Mirabal
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, conocidas como Las Mariposas, son un símbolo de resistencia frente a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana. Estas mujeres valientes se opusieron a un régimen opresor que no solo anulaba libertades, sino que perpetuaba la violencia de género como herramienta de control.
El 25 de noviembre de 1960, las hermanas fueron brutalmente asesinadas por órdenes del régimen, marcando un punto de inflexión en la lucha por la justicia social. Sus muertes, disfrazadas como un accidente, dejaron al descubierto el rostro más cruel de la violencia de género y encendieron la llama de movimientos feministas que hoy se expanden por el mundo. Este día honra no solo su memoria, sino el coraje de todas las mujeres que han luchado y siguen luchando contra la opresión y la desigualdad.
La inclusión de todas las mujeres y personas de género diverso
Si bien la violencia contra las mujeres ha sido reconocida como un problema estructural, es crucial entender que esta afecta de manera desproporcionada a mujeres lesbianas, bisexuales, transgénero y personas no binarias. Estas comunidades enfrentan una intersección de violencias: el machismo, la homofobia, la transfobia y la discriminación estructural.
Las mujeres transgénero, por ejemplo, tienen tasas alarmantemente altas de homicidios y agresiones en América Latina, un fenómeno que muchas veces queda invisibilizado en los datos oficiales. Asimismo, las mujeres lesbianas y bisexuales sufren violencia correctiva, exclusión familiar y discriminación laboral, perpetuando ciclos de marginalización. Las personas no binarias, por su parte, enfrentan desafíos adicionales, pues sus identidades suelen ser negadas en un mundo que insiste en categorizarlo todo en masculino o femenino.
Reconocer el 25 de noviembre como un día de lucha también implica aceptar que la violencia no discrimina entre orientaciones sexuales, identidades de género o expresiones de género. Es un día para abrazar la diversidad y exigir políticas públicas que protejan a todas las mujeres y personas de género diverso.
¿Por qué es importante seguir luchando?
La violencia de género no se limita al ámbito físico. Se manifiesta en la desigualdad salarial, el acceso restringido a la educación, la falta de representación política, los prejuicios en los sistemas de salud y la invisibilización de identidades diversas.
En un día como hoy, debemos recordar que la erradicación de la violencia comienza con la educación, el fortalecimiento de las redes de apoyo y la exigencia de justicia.
Impulsar legislaciones inclusivas, como las que protegen a las mujeres trans o reconocen el matrimonio igualitario, no solo es necesario, sino imprescindible para garantizar una sociedad más equitativa.
El legado de las hermanas Mirabal sigue vivo en cada grito de resistencia y en cada marcha que exige justicia. Este 25 de noviembre, recordemos que el feminismo no es excluyente y que la lucha contra la violencia de género debe abrazar a todas las mujeres, sin importar su orientación sexual o identidad de género. Al tiempo, esta fecha nos invita a los hombres a mantener un compromiso constante por unas nuevas masculinidades más incluyentes y conscientes de nuestro rol protector y complementario de las mujeres y niñas en la sociedad.
El camino es largo, pero la memoria de las Mirabal y el compromiso de quienes luchan por un mundo libre de violencia nos recuerdan que el cambio es posible. Porque, como dijeron Las Mariposas, "si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte".
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Barranquillero en Bogotá DC
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