Mientras haya vida, hay todo: una mirada a la sexualidad del adulto mayor
Por: Sergio Nochebuena*
Siempre he pensado que estudiar la sexualidad es tan complicado como lo es el ser humano mismo y las relaciones sexuales pueden ser las más promisorias o las más conflictivas de la humanidad. No sólo tenemos sexo, sino que somos sexo, en espíritu y en carne.
La sexualidad humana es tan natural como la vida misma, desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte somos seres sexuales. La edad se manifiesta no solo en nuestro cuerpo, sino también en nuestros gustos y actitudes mentales.
En este sentido la sexualidad no es algo que aparece o desaparece con la edad, aquí no hay trucos ni magia, simplemente se modifica y evoluciona.
Tú mismo has visto que a los niños se les prepara para la adolescencia, al adolescente se le prepara para la vida adulta, pero al adulto ¿en qué momento se le prepara para la vejez? Sólo se habla de prevenir en el ámbito económico, pero nunca sobre su sexualidad.
La importancia de las relaciones sexuales en el envejecimiento no reside en su frecuencia, sino en la oportunidad que ofrecen tales relaciones de renovar la intimidad establecida a través de los años, por cierto, uno de los errores más comunes es considerar a la sexualidad como si fuera una carrera atlética, con récords orgásmicos, erectivos, grandes eyaculaciones, y como todo ello no cuadra con lo que se piensa de la gente añosa, se presentan entonces serias dificultades para imaginar su sexualidad.
Considero firmemente que todo ser humano, sin importar si es joven o no, tiene derecho a disfrutar de su sexualidad, así como tú y como yo, mientras sea responsable y no quebrante los derechos de los demás.
Aunque no queramos el envejecimiento es un proceso de cambios a través del tiempo, natural, continuo e irreversible, pero si adoptas una postura negativa, además de considerar la vejez como una enfermedad, déjame decirte que te resultará una etapa muy difícil de vivir. El envejecimiento es un fenómeno inevitable y la mejor forma de enfrentarlo es aceptándolo.
También debo decirte que una vida sexual que ha sido satisfactoria es la mejor garantía de que la actividad sexual se prolongue en la vejez. ¿Suena bien no?
Obviamente un hombre anciano capaz de tener erecciones nocturnas o matutinas no tiene ninguna barrera fisiológica para la erección. Lo que sí elegimos es cómo deseamos envejecer y la actitud que tendremos ante ese proceso.
Por otra parte, el anciano puede desarrollar un complejo de culpa sobre sus deseos sexuales y busca negarlos, rechazarlos o suprimirlos, extinguiendo así su sexualidad al presentir la ridiculización de parte de los segmentos más jóvenes de la población.
Para tu información: La Asamblea Mundial del Envejecimiento, realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1982 adoptó el término viejo como: “toda persona de 60 años de edad y más”, existen otros términos como anciano, senecto, carcamal, vetusto, provecto, que podrían significar lo mismo.
La sexualidad en la tercera edad es un hecho que, lejos de negarse, comienza a asumirse como una realidad y necesaria para un buen equilibrio físico y mental. No debemos pensar que toda persona mayor de 60 años está inutilizada para sentir placer, deseo o interés sexual.
Las relaciones sexuales y su frecuencia en los ancianos no es correcto apreciarlas únicamente como relaciones coitales. Así no son las cosas. Debes saber que los ancianos tienen placer y también sienten rico, así como tú que estás leyendo esto y como yo, y que también pueden llegar a la eyaculación sin lograr erecciones.
Vivir bien es una forma de arte, y envejecer bien lo es más. Queridos lectores: que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
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