Con miedo pero sin dejar lo queer y fabuloso: la comunidad LGBTQ+ y el cine de terror
Por años, la comunidad LGBTQ+ se ha sentido muy atraída hacia el cine de terror, pero no por lo emocionante que algunas películas puedan llegar a ser, sino porque se sienten identificadxs con las tramas de los personajes, el contexto en el cual la historia se desarrolla, o incluso con los monstruos o los villanos.
Por Harold Sánchez *
Un reciente reportaje publicado por el portal web PinkNews, presentó las opiniones de personalidades queer amantes del terror, entre ellos la ganadora de RuPaul’s Drag Race, BibleGirl, y le actore Lachlan Watson, conocidx por Las nuevas aventuras de Sabrina y Chucky la serie. Lxs celebridades expresaron, entre otras cosas, que el terror era una buena forma de incluir historias queer en películas a principios y mediados del siglo XX, durante la implementación del Código Hays, que prohibía la representación de personajes o historias homosexuales en pantalla.
Uno de los ejemplos citados fue el film La hija de Drácula, de 1936, que incluye escenas sugerentes de homosexualidad. En aquellos años, aunque esto era prohibido, no era considerado inmoral si se representaba de una manera negativa, es decir, si era la villana la que tenía “ciertas tendencias hacia una pobre chica inocente”. El historiador gay, Victor Russo, citó a la condesa Zaleska (el personaje principal de la película) en su libro El Armario de Celuloide como un ejemplo de “la esencia de la homosexualidad como una debilidad depredadora”.
Aunque claramente era una representación explícitamente negativa, Universal Pictures la utilizó con fines publicitarios al implicar la atracción del personaje principal hacia personas de su mismo sexo en la siguiente frase promocional: “Salven a las mujeres de Londres de la hija de Drácula”.
Asimismo, la película Hellraiser, de 1987, es considerada ejemplo de “queer coding”. El director, Clive Barker, es abiertamente gay y amante de la cultura del cuero y lo kinky y tomó inspiración de ello para su película. En el año de estreno del film declaró, en una entrevista, respecto a la inclusión de sexo en sus obras:
“Muchos de los monstruos que creamos en nuestra ficción tienen que ver con el apetito y con los miedos relacionados con el apetito: el apetito sexual, el apetito sensorial. Nos enseñan entonces que debe ser domado y reprimido. Y, sin embargo, permanece con nosotros como una posibilidad…
Es precisamente esa ambigüedad la que constituye tanto el problema como la diversión. Quise plasmar eso en Hellraiser y quiero plasmarlo en mis libros. Quiero asegurarme de que la gente entienda que esta ambigüedad debe celebrarse, no reprimirse.”
Cuando vemos a las criaturas demoníacas en el film, notamos sus vestimentas de cuero inspiradas en la cultura leather y el sadomasoquismo, especialmente en Pinhead (el líder de estas criaturas) quien utiliza una falda de cuero con un corset, ambas prendas asociadas con lo queer y no binario.
Por otra parte, Allie Tran, crítica de cine de terror, señaló que la comunidad LGBTQ+ se siente identificada con este género porque “ese tipo de películas atrae a personas que son diferentes o que sienten que no encajan, personas que no representan la norma de la sociedad”, y Lachlan Watson comenta que “el propósito del terror es impresionar, confundir y sorprender, lo cual le hace un lugar cómodo para personas que van por la vida impresionando, confundiendo y sorprendiendo.”
Más aún, varios escritores y directores del género son gays o han estado asociados con la comunidad LGBTQ+, por lo cual muchos de ellos se inspiran en sus propias experiencias para escribir las historias. En algunas ocasiones lo hacen explícitamente, como lo hizo Don Mancini en El hijo de Chucky (2004) al crear al hijo de Chucky como un muñeco de género fluido en una época donde no había mucha información respecto a este tema.
En otros casos el tema es introducido de manera más sutil y disfrazada, así es como muchos académicos aseguran, pues visualizan subtextos queer en películas como La novia de Frankenstein, en donde identifican una actitud muy “camp” en el personaje principal, Dr. Pretorius, así como también identifican que el rechazo de la Novia al Monstruo como pareja sexual “representa la incapacidad de la comunidad LGBTQ+ para ajustarse a las normas sociales presuntas.” Esta película fue dirigida por el director homosexual James Whale, y contó también con la actuación de dos actores homosexuales: Colin Clive y Ernest Thesiger (quien interpretó a Dr. Pretorius), por lo cual entonces sí había una fuerte presencia homosexual en la producción.
Muchos otros films del género terror han sido considerados como cargados de queer coding (caracterización queer) en sus historias y sus personajes. El hecho de que varios directores y escritores sean de la comunidad LGBTQ+ explica cómo han conseguido inspiración en sus propias historias de vida para crear o dirigir a sus personajes. La lista es larga. Esperamos en una próxima oportunidad indagar más profundamente en este tema tan rico e interesante.
El terror, más que un género, ha sido un refugio para lo diferente, un espejo donde lo queer encuentra, incluso entre monstruos, su propia humanidad. Feliz Halloween y siempre sean ustedes mismxs, sean felices.
Por Harold Sánchez
Periodista, blogger bilingüe de cine y cultura pop.
Twitter @haroldesv_ web wwww.haroldupdated.blogspot.com
Instagram @SoyHaroldSanchez
Colombo Venezolano en Bogotá DC
Halloween es la excusa perfecta para liberar la creatividad, jugar con la identidad y celebrar el arte en todas sus formas. Y si tu maquillaje logra provocar más de un susto, pues… ¡que así sea! 😉
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