¡𝗥𝗘𝗖𝗨É𝗥𝗗𝗔𝗠𝗘 𝗣𝗢𝗥 𝗠𝗜 𝗦𝗢𝗡𝗥𝗜𝗦𝗔!
Hoy 20 de Noviembre, es el día de los abrazos trans-figurados, mientras sonreímos solidariamente, casi acongojadxs. Cuando nuestras cuerpas y almas transitadas se encuentran para recordar; a veces agotadas, otras sintiéndose olvidadas; con sus inagotables, inspiradoras e iluminadas historias de Memoria Trans.
Como otras cuerpas y almas trans, todos los días debo convencerme de que merezco estar aquí. De tanto repetirlo, lo voy aprendiendo: ..."porque no me dejaré arrastrar por el dolor, por el miedo, por la pérdida, por la carencia, por la enfermedad, por la desesperanza, por la soledad, hasta por el abandono...
...porque las personas Trans merecemos ser amadas"...
Pero mientras intento convencerme, a veces siento unos impulsos enormes de llorar incontrolablemente. Un día como hoy, que me sabe a desgracia y a las peores despedidas. Entonces será cuando deba añadirle más magia a mis encantos: No solamente lo merezco, sino que también yo elijo y yo decido esta vida y su Memoria. Todo mientras sonrío soñadora, apretando fuertemente mi mandíbula afligida.
No obstante, si no estoy suficientemente convencidx, si todavía no brillan mis ojitos y se contentan mis cachetes, procederé a viajar a dicha memoria, para encontrar a mi niñx Trans y contentarla de nuevo.
Mi niñx, “¡por alguna razón me debe estar necesitando!” Debe ser un recuerdo inconsciente, de esos que arrastran los traumas más rebeldes del corral de nuestros miedos. Debió ser una pesadilla con nuestros perpetradores.
Cuando eso pasa, tenemos que abrazar a nuestrxs niñxs Trans con mucha fuerza, mientras les decimos que no tengan miedo; que todo eso que están viviendo en nuestro pasado, será el único desafío que importará, cuyo premio será llegar a nosoTRANS: El milagro que siempre soñamos desde chiquitxs, sin tener conciencia total de lo que significaban nuestras propias imágenes recurrentes del futuro.
De tanto repetir, después de los encuentros, reencuentros y desencuentros con nuestro miedo, hoy sonreímos insolentes, reafirmando aquellos recuerdos de un tránsito que se revelaba y desafiaba a los más incrédulos; un tránsito que íbamos coloreando y decorando para hacerlo entretenido; un tránsito que fuimos interpretando y aceptando como nuestra predestinación: que ser Trans sería nuestra misión y nuestra Memoria per se. Nosotrxs no íbamos a querer escapar, no íbamos a necesitar escondernos, tampoco auto silenciarnos en contra de nuestros dones.
Mientras lxs demás niñxs irían encontrando su destino y se permitirían disfrutar de sus juguetes; nosotrxs debimos entregar nuestra inocencia, renunciar a lo que otrxs entenderían como su felicidad. Porque esta misión exigía aprender a liberarnos de lo que no tendríamos, ni disfrutaríamos. Así es como logramos esta sonrisa imperturbable, inclusive después de resistir todo aquel desprecio, rechazo, asco, odio, sevicia, tortura, crueldad, aislamiento, despojo, exilio, humillación, castigo, terror, persecución y abuso. Es la sonrisa fulgurante de las almas libres, que no tienen nada que perder, después de haberlo entregado todo, hasta de permitir que les arrancaran las lágrimas, pudiendo solo sonreír.
Justicieramente tu, a través de aquella inquebrantable sonrisa, pudiste exorcizar el miedo, la angustia, la ansiedad, la desesperación, el pánico, la incertidumbre, la desilusión, la zozobra. Mi Alma Trans, que soportó aquellos incendios, entre gritos, clamores y súplicas.
Entonces ¿Por qué llorarías mi amor? Acaso se te escapan esos pedacitos de ilusión que no terminan de apagarse; que no pudieron extirparte. Serán los intentos fallidos o los destellos incompletos de aquellas quimeras que no serían para ti. Tampoco podrán ser los guiños de las parálisis devoradoras de sonrisas…
Siempre que se repita, por favor recuerda que tu sueño era mucho más profundo: ¡Tu tránsito!
Tu serás una estrella, como esas otras Almas Trans que están en nuestra Memoria. Las que nos enseñaron a abrazarnos con ternura, a sonreir orgullosxs de estas historias llenas de desapego, gratitud, plenitud y eternidad.
Entonces, “¡No llores mi niñx Trans!”. “¡No llores mi alma Trans!”. Que me arrebatas a llorar también, por esta fecha tan dolorosa y difícil de aceptar. Mejor regálame tu sonrisa divinamente imperfecta. Suficiente para superar el miedo de una partida triste y dolorosa; de una despedida incompleta, de nuestra aniquilación violenta e indiferente. Sonriamos en complicidad con nuestra suerte y con nuestras fugas, hasta recordar que somos libres y a sabiendas de que ya cumplimos nuestra misión. Ya lo logramos, junto con lxs que nos dejaron inscritas sus sonrisas. ¡𝗬𝗮 𝘀𝗼𝗺𝗼𝘀 𝗠𝗲𝗺𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗧𝗿𝗮𝗻𝘀!.
𝗧𝗲𝘅𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗕𝗶𝗯í𝗮𝗻 𝗦𝗼𝗳í𝗮 𝗖á𝗰𝗲𝗿𝗲𝘀
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