El motivo de un suspiro
Hay relaciones de esas que te marcan para toda la vida. Nunca olvidarás aquel que mientras te hizo eso que llama “sexo oral” te sacó la billetera y para recordarte, la llevó consigo; por supuesto tampoco dejarás de recordar aquel que en medio de la efervescencia y calor te declaró su amor y te llamó por otro nombre, mucho menos omitirás a aquel que estudiaba cuarto año de medicina y justo en clase estaba estudiando la pierna...
También viene a la mente ese que fue un polvazo divino cuya nostalgia aun te eriza la piel, también es evidente que en tus evocaciones queda aquel que conociste en el bar, trajiste a casa, se quedó dormidito como un ángel y al despertar salió corriendo porque intuía que su marido lo iba a matar.
Claro que te sorprendes buscando en la memoria a aquel tipo bellísimo al que acababas de conocer y estando contigo en la cama te recordó lo maravilloso que fue compartir en la cama contigo en aquella ocasión que para ti fue olvidable.
Igualmente pasaron por tu vida aquellos otros de los que tan solo queda una anécdota sin rostro y muchos otros tantos más que ni siquiera son un número en tu existencia.
No tiene sentido entrar en crisis, el cerebro tan solo recuerda las cosas que realmente han sido importantes; entonces te preguntas ¿Cómo es posible que no te acuerdes de ese que fue tu usuario? O que te interrogues sobre por qué solo evocas lo negativo cuando lo bueno fue más y duró por mucho más tiempo.
La respuesta es sencilla. Si te dedicarás a recordar lo que ha pasado no tendrías tiempo para vivir lo que está sucediendo. Ahora bien, si tienes tanto tiempo para vivir de los recuerdos entonces deberías interpelarte sobre por qué tu vida de este momento es tan pobre.
Para cerrar agradezco a los amigos que me han prestado sus historias. La vida es un acontecimiento que puede ser tan placentero que bien vale la pena decir como Neruda: "confieso que he vivido", y agregar de tu propia cosecha “… por suerte ha sido bastante”.
Así como los otros para ti tan sólo han sido un recuerdo y muchas veces ni siquiera eso, es lógico que aquello que para ti fue significativo, para otros ni siquiera sea el motivo de un suspiro.
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