martes, 14 de julio de 2015

Propuesta para leer una marcha LGBTI



por MAURICIO ARROYAVE - 
Porque esa marcha, ahí donde la ven, está hecha de colombianos: el mismo material del que estamos compuestos James, el procurador Ordóñez, un soldado, tú o yo.

El pasado 28 de junio, en todo el mundo, se realizaron marchas del orgullo LGBTI. Es mi impresión, a pesar de que cada año son transmitidas por los medios de comunicación masivos, que nos falta mucho para entenderlas. Los medios se quedan con unas imágenes que no dan cuenta de todo el poder y la fuerza que estas marchas tienen. Esta una propuesta de lectura para esas marchas. 

Pasan despacio para que todos puedan verles. Reciben la plena luz del día y brillan como un sol en el más esplendoroso de tus sueños. Se ofrecen para una foto, una sonrisa, una mirada directa a los ojos, un aplauso, un piropo. No le temen a tu mirada inquisidora, a tu escándalo o a tus miedos. Están allí para que satisfagas tu curiosidad. Para seducirte y espantarte. Son tu peor sueño. Tu mejor pesadilla.  

Tienen sobre sus cabezas unos tocados que son verdaderas obras de ingeniería. Pestañas tan largas y pesadas que exigen párpados estoicos. Casi van sin ropa a pesar de cargar con capas, encajes, varillas, corsés, botas largas como viaductos y unos tacones que apenas podrían manejar las trapecistas rusas. 

Cuando les ves, tu primer reto es averiguar su sexo. ¿Serán hombres? ¿Serán mujeres? Se ríen de ti cuando descubren que estás atrapado en ese enigma. Nunca lo resolverás, por lo menos no si lo enfrentas con las herramientas de siempre. ‘Somos lo que somos –te responderán—, disfrútalo, respétalo y si no puedes, por lo menos déjanos pasar. No intentes cambiarnos o ubicarnos en alguno de tus esquemas. Y no te molestes agrediéndonos porque en la piel de nuestros corazones no cabe una cicatriz más. Ya no nos duele. Es más, ya no nos importa que nos duela’.

Y pasan felices por la marcha del orgullo LGBTI. Algunas caras están deformadas por el bótox, ciertas caderas están a punto de reventarse de silicona, puedes hasta oler el maquillaje con el que intentan esconder las huellas del acné, esas heridas de la guerra de la adolescencia. Si te fijas bien, verás uñas rosadas y largas en una manos entrenadas por el azadón, el trapero o la mecánica de automóviles. Dirás que algunos son una caricatura. No seas injusto: es lo que mejor pudieron hacer, sin dinero y sin ayuda, para parecerse a sus sueños. 

Más atrás vienen miles de hombres, mujeres, adolescentes, niños, ancianos. Son homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales. Hay también, y ni más faltaba, heterosexuales. Hay quienes se niegan, simplemente, a ser ubicados aquí o allá. En general, no tienen atuendos tan espectaculares. Yines, camisetas y tenis. Hay gente fea, bonita, gorda, flaca, acuerpada, fofa, blanca, mestiza, negra, india. Pasan los pobres, los ricos y los de clase media. Ñeros, gomelos, iletrados o cultos, campesinos y citadinos. El violento y el pacífico. La política, la ingeniera y el peluquero. La mamá, el papá, el tío y la abuela. El prostituto, el promiscuo y la célibe. Todos. Porque esa marcha, ahí donde la ven, está hecha de colombianos: el mismo material del que estamos compuestos James, el procurador Ordóñez, un soldado, tú o yo. El mismo polvo de estrellas, sangre e historia. Lo mismo. Por eso piden ser tratados como tal. Ni más, ni menos. 

Van en una fiesta porque eso es la marcha LGBTI. Una rumba políticamente incorrecta. Como el carnaval de Barranquilla o el de Blancos y Negros en Pasto, por ejemplo. Hay aquí, sin embargo, algo más: este es un grito político. Es una reivindicación. Por eso a veces descubrirás rabia, fuerza…  quizás algo de culpa. En ese río humano navegan los discriminados, aporreados, juzgados o burlados por la ley, la religión, el colegio, el hospital, el trabajo, el Estado, la Policía, el Ejército, la guerrilla o los paras. Son sobrevivientes.

Y ahí van. Algunos recuerdan que han sido señalados o usados como material de muchas burlas hirientes. Otros han superado palizas y violencia psicológica. Como pueden, van por esta marcha reivindicando como identidad aquella caricatura a la que querían reducirlos. Y en eso hay una dulce venganza: su identidad venció el miedo, hoy están están empoderados en el personaje que los discriminadores tanto odian y van en una marcha pública, muertos de la risa, devolviendo con sutileza las piedras que algún día les lanzaron. Algunos gais y lesbianas arribistas deberían entender eso antes de decir, con el mismo desprecio con el que los discriminadores hablan de ellos, que ‘esas locas’ no los representan y que por eso no marchan a su lado. Y tienen razón: no los representan. Primero porque ‘esas locas’ son más valientes que los arribistas. Y segundo porque no buscan representar a nadie. Sólo ser ellos mismos. 

Así que no leas una marcha gay con moralismos, desprecio o rabia. No la entenderás. Y si no la entiendes te estás perdiendo de disfrutar de una realidad de la que no podrás escapar por más prohibicionismo que te inventes, por más trabas filosóficas o legales que le pongas. La diversidad sexual, a pesar de que pueda no gustarte, ha brillado históricamente más allá de los prejuicios, de las interpretaciones simplistas de los libros sagrados, de los manuales médicos de siglos pasados o de los códigos civiles que pretenden moralizar la sociedad.

Unas últimas recomendaciones para leer una marcha de este tipo: no la interpretes como un mensaje monolítico. No hay tal cosa que se llame comunidad LGBTI. Hay diferentes intereses, historias e identidades. Desármate cuando la veas, gózatela y maravíllate de la desigualdad. Recuerda que hay peces que cazan en los árboles, pájaros que nadan, mamíferos que vuelan sin alas, criaturas sin ojos que se orientan mejor que un radar. Observa que han convivido por milenios en el planeta, que la existencia de uno, por sí misma, no agrede la del otro. Date cuenta de que si pensáramos lo mismo seguiríamos convencidos de que la Tierra es plana. Interpreta esa marcha como un puño contra los prejuicios, pero un puño que, como todos los puños, tiene el tamaño de un corazón.

Tomado de http://www.semana.com/


VIDEOS
Cubrimiento de la Marcha LGBT Bogotá 2015 de @OrgulloLGBT y el canal www.lgtbi.tv AQUÍ:

Ver VIDEO 1



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